Este 22 de mayo se está celebrando a nivel mundial el Día de la Biodiversidad. Desde Casafe resaltaron un estudio que realizando el INTA Alto Valle sobre el uso de corredores biológicos en la fruticultura.
El 22 de mayo
de 1992 se firmó, durante la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (también conocida como la Cumbre de la Tierra de
Río de Janeiro), el Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Por ese motivo, desde el año 2000,
cada de mayo se celebra a nivel mundial el Día
Internacional de la Biodiversidad, según lo estableció la
Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
El objetivo
principal de esta fecha es aumentar la conciencia y comprensión sobre la importancia de la biodiversidad,
así como promover acciones para su conservación y uso sostenible.
Esto, teniendo en cuenta que es fundamental
para la salud de los ecosistemas y para el bienestar humano, por lo que este día recuerda la
necesidad de proteger y preservar la variedad de formas de vida en el planeta.
LA BIODIVERSIDAD, COMO INSUMO PRODUCTIVO SUSTENTABLE
Así, en el marco de este nuevo Día Internacional de la Diversidad Biológica, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y
Fertilizantes (Casafe) destacó una valiosa iniciativa que
está llevando adelante el INTA Alto Valle.
Allí, investigadores avanzan en un estudio sobre el uso de corredores biológicos como herramienta para
integrar biodiversidad y control de plagas en sistemas
frutícolas del Alto
Valle de Río Negro.
El proyecto, liderado por Silvina Garrido y Liliana Cichón,
investigadoras del Área de Sanidad Vegetal, propone cultivar flores entre las filas de plantaciones de
frutales para
atraer insectos benéficos, como depredadores naturales y parasitoides.
El objetivo: favorecer el control biológico de plagas y promover interacciones ecológicas positivas en los
cultivos.
“Cuando se
considera el rol que cumple cada especie aparece el concepto de biodiversidad
funcional, un componente clave para una agricultura sostenible”,
explicó Garrido.
“Los corredores biológicos proporcionan refugio y alimento a insectos benéficos, fortaleciendo así
el control natural de plagas, además de brindar estructuras aptas a grupos funcionales de
relevancia, como los polinizadores y especies que participan en el reciclaje de
nutrientes”, agregó.
BIODIVERSIDAD, PARA LA SALUD DE LOS AGROECOSISTEMAS
Por su parte, Federico Landgraf, director ejecutivo de la Cámara,
señaló: “Desde Casafe
valoramos la investigación y la adopción de prácticas basadas en ciencia que
promuevan la biodiversidad, como
los corredores biológicos, el manejo integrado de plagas y el uso de
bioinsumos. La salud de los agroecosistemas es fundamental para una producción
sostenible a largo plazo”.
Puntualmente, la
protección de los polinizadores es clave: más del 75 % de los cultivos
destinados al consumo humano dependen de la polinización, lo que hace urgente adoptar
estrategias que preserven su hábitat.
Durante el primer año de evaluación en el INTA Alto Valle, se registró una biodiversidad cuatro veces superior
en los lotes con corredores respecto a los que no los tenían.
Su
implementación, como parte de un enfoque de manejo integrado de plagas, que incluye control
biológico, bioinsecticidas y semioquímicos, permitió reducir el uso de
insecticidas de síntesis química y mitigar el desarrollo de resistencia.
En esta iniciativa fue fundamental
la creación del CEMUBIO, que aportó la investigación y el desarrollo en el uso
de bioinsumos.
“Desde Casafe invitamos a productores,
técnicos, investigadores y a la comunidad a reflexionar sobre el rol de la
biodiversidad en la agricultura. Este trabajo del INTA Alto Valle demuestra que
ciencia e innovación son aliados fundamentales para construir una agricultura
más respetuosa con el ambiente”, completó la institución.
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