Se produce
con energías renovables. Podría cambiar la matriz energética y reducir
emisiones. Su desarrollo implica enfrentar altos costos y falta de
regulaciones, pero permitiría ‘descarbonizar’ industrias y llevar electricidad
a regiones aisladas.
(SLT-FAUBA) Mientras el cambio climático avanza sin freno
en todo el planeta, en la Argentina aún dependemos de quemar gas y petróleo
para generar electricidad. En este escenario, un trabajo de la Facultad de
Agronomía de la UBA (FAUBA) estudió el potencial del hidrógeno verde como
alternativa energética sostenible para el país. Este elemento permitiría reducir
las emisiones y almacenar y distribuir energía de manera eficiente. Señalan
desafíos técnicos, económicos y políticos a superar, e iniciativas que buscan
impulsar su producción, descarbonizar la matriz energética y mejorar la calidad
de vida de millones de personas.
“En la Argentina, el sector
energético es responsable de la mitad de las emisiones de gases de efecto
invernadero, o GEI. ¿Por qué? Porque la producción de electricidad depende en
un 55% de quemar gas natural y en un 31%, petróleo. Eso libera a la atmósfera
gases que calientan el planeta”, dijo Carla Iannone, docente de Economía
General en la FAUBA.
La Central Térmica Costanera (CABA) es la planta termoeléctrica más
grande del país. Quema fueloil, gas natural y gas-oil como combustibles. Según
la organización CARMA (Carbon Monitoring for Action), es la central que más CO2
emite en la Argentina. Foto: Hiendaudio –
creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0
Frente a esta realidad, Carla se refirió a las propiedades del hidrógeno.
“Es un ‘vector energético’: puede almacenar energía, transportarla y liberarla
cuando sea necesario, como una gran batería. Esta característica es clave,
porque las fuentes renovables —como la eólica o la solar— no son constantes: el
viento no sopla siempre igual, y el sol no brilla igual todos los días”.
Y en cuanto a por qué se lo llama verde, explicó: “el hidrógeno está en
toda la naturaleza, siempre unido a otros compuestos como el agua o la biomasa.
Para separarlo de ellos, necesitamos aplicar energía, que si viene de fuentes
limpias —como el sol o el viento—, obtenemos el llamado hidrógeno verde. Como no emite gases de efecto
invernadero, es clave para mitigar el cambio climático”.
La Argentina y el hidrógeno verde
Iannone aseguró en la revista Ecogralia que
“el potencial de nuestro país para producir hidrógeno verde es enorme. Tenemos
energía eólica en el sur y en el centro, y solar en el noroeste. Estas fuentes
renovables se pueden usar perfectamente para obtenerlo”.
Sin embargo, el transporte de esa electricidad aún es un desafío. Al
respecto, Carla señaló que “las zonas con más potencial están muy lejos de los
centros de consumo. Por eso, a menudo se incorpora el hidrógeno verde a otros
productos, como el amoníaco verde, que es más fácil de transportar y
comercializar”.
En cuanto a las iniciativas, Iannone
destacó que YPF y el CONICET tienen en conjunto la empresa de energía Y-TEC. Dentro de ella, crearon H2AR, el consorcio de hidrógeno argentino, que
incluye a más de 50 empresas y busca impulsar el desarrollo de la economía del
hidrógeno.
“Y-TEC también está trabajando en la
creación de la Planta Nacional de Desarrollo Tecnológico de Celdas y Baterías de
Litio, en colaboración con la Universidad Nacional de La Plata.
La planta está construida y con todas las maquinarias instaladas.
Supuestamente, solo faltan los últimos retoques a la estructura del edificio
para entrar en funcionamiento”, aseguró Carla.
Y-TEC es la empresa de base tecnológica para la industria energética
creada por el CONICET e YPF. En 2023 fue distinguida con la Mención Especial de
los Premios Konex por su aporte a la C&T argentina
Todavía hay nubarrones
El hidrógeno verde es prometedor, pero su producción enfrenta
obstáculos. Dijo Carla: “Cada vez que convertimos agua en hidrógeno, perdemos
energía. Además, los costos de producción superan a los de los combustibles
fósiles. Y la infraestructura asociada a almacenaje y transporte requiere
inversiones altísimas. Lo verde todavía es caro”.
“Tampoco hay un mercado consolidado ni precios de
referencia. A esto se suma la falta de políticas integrales: mientras países
como Alemania o Japón avanzan con estrategias claras, en la Argentina
dependemos de la ley del 2006 aún no reglamentada que mencioné antes. Sin
reglas del juego, los inversores dudan”, advirtió.
Para Iannone, el mayor desafío es la
gobernanza. “Tenemos viento y sol, pero no hay marcos legales que impulsen
alianzas público-privadas. El H2AR es un avance, pero sin coordinación entre
ciencia, industria y Estado, el potencial se queda en el papel. El primer paso
es actualizar la legislación para no quedar atrás en la transición energética”.
Beneficios sociales y ambientales
“El hidrógeno verde es una herramienta para reducir emisiones y también
para democratizar el acceso a los recursos energéticos. Hoy, muchas comunidades
no están conectadas a la red eléctrica o dependen de fuentes inestables. Con
este hidrógeno podríamos llevar energía limpia y segura a esas poblaciones”,
resaltó Iannone.
Matriz energética argentina en 2024
por fuente y tecnología. Iannone advirtió sobre la necesidad de
‘descarbonizarla’. Fuente: alpesenergy.com
Asimismo, la docente subrayó la
necesidad de ‘descarbonizar’ nuestra matriz energética. “Hay que dejar de
quemar gas y petróleo, y el hidrógeno verde es una pieza esencial para esa
transición. Nos ayudaría a cumplir con los compromisos climáticos
internacionales y también mejoraría la calidad de vida de mucha gente”.
Desde la Facultad de Agronomía de la
UBA, Carla mira al futuro con optimismo. “Tenemos todo el potencial humano y
técnico para investigar y desarrollar nuevas formas de producción energética.
Es cuestión de impulsarlo y apostar por estas líneas de trabajo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario