En una nueva
entrega de “Ellas”, Soledad Romanutti relata su historia como productora en el
establecimiento Don Facundo, fundado por su padre hace 40 años. En La Rural fue
pionera como comisario de la raza Limousin. Desde niña, Soledad Romanutti supo que su lugar estaba en el
campo y nunca dudó en seguir los pasos de su padre en la ganadería.
Así, junto a su madre y hermanos,
hoy lleva adelante la cabaña Don Facundo en Jesús María, en el norte de Córdoba, donde se
dedican a la cría de bovinos Limousin desde
hace más de 40 años.
Y ese camino la
llevó en 2024 a convertirse en la primer mujer comisario de esa raza en La Rural de Palermo,
un rol clave que va desde el control de corrales y documentación hasta la
organización de los animales en pista.
Su designación fue celebrada como un símbolo del
avance de las mujeres en la ganadería.
Por eso, hoy Soledad es la protagonista de una nueva entrega de “Ellas”,
una producción de Infocampo en asociación con New Holland, en el marco de “Mujeres en Campaña”.
SOLEDAD, UNA GANADERA QUE DEJA HUELLA
Al rememorar su trayectoria personal, Soledad recuerda que tuvo “una infancia muy feliz” en el campo, y en una zona como esta del
norte cordobés donde lo que se respira es “productividad”.
“Ves muchos campos, industrias. Córdoba es una provincia muy pujante, siempre fue muy trabajadora”, relata.
Luego, responde sobre cómo es el desafío de llevar adelante la cabaña que su padre fundó hace
cuatro décadas, en
condiciones distintas a las que había en aquel entonces.
Un dato que
sobresale: la empresa hoy en día está al mando de Soledad junto a sus hermanas
y su madre. Sí, 100% management femenino. Y si bien Soledad asegura que eso ha
significado un desafío extra, afirma que están “muy bien”.
Sobre qué diferencias ha encontrado
por ser mujer, menciona que les costó arrancar porque
había “una aceptación distinta” por parte de quienes querían comprar
reproductores.
“No es por una cuestión de capacidad,
no es por nada de nosotras. Las mujeres somos
muy capaces de manejar empresas con las ganaderas sin ningún tipo de problemas, y
rodearnos de un entorno de de varones y trabajar perfectamente con la misma
productividad. Simplemente que al principio como que sorprendió, esa es la
palabra”, refuerza.
En tanto, su otro rol sobresaliente
fue debutar como comisario de la raza Limousin. “Nos encargamos de que toda la
línea de los animales de la raza que nosotros representamos esté en armonía y
con tranquilidad, que toda la orden de jura y la jura en sí salgan bien. Nos
encargamos de la admisión de cada animal, que es un proceso que pasan por la
inspección de dos veterinarios que la raza contrata y que son totalmente ajenos
a los cabañeros para evitar cualquier tipo de confusión. El trabajo en Palermo es arduo,
pero me encanta”, explica.
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