Declárase Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de
América el 12 de Julio.
En conmemoración del nacimiento de la Teniente Coronel
Juana Azurduy de Padilla.
(Ley promulgada en Argentina el 9 de agosto de 2007)
El Magazín de Merlo: En
1810 se incorporó al ejército libertador del General Belgrano que quedó muy
impresionado por el valor en combate de Juana; en reconocimiento a su labor,
Belgrano llegó a entregarle su propia espada.
El caso de Juana no fue una excepción; muchas mujeres se
incorporaban a la lucha en estos años. Juana colaboró activamente con su marido
para organizar el escuadrón que sería conocido como Los Leales, el cual debía
unirse a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto Perú.
Durante el primer año de lucha, Juana se vio obligada a abandonar a sus hijos y
entró en combate en numerosas ocasiones, ya que la reacción realista desde Perú
no se hizo esperar. La
Audiencia de Charcas quedó dividida en dos zonas, una
controlada por la guerrilla y otra por los ejércitos leales al rey de España.
Por
su actuación y con los informes favorables de Belgrano, el gobierno de Buenos
Aires, en agosto de 1816, decidió otorgar a Juana Azurduy el rango de teniente
coronel de las milicias, las cuales eran la base del ejército independentista
de la región. Tras hacerse cargo el general San Martín de los ejércitos que
pretendían liberar Perú, la estrategia de la guerra cambió. San Martín quería
atacar Lima a través del Pacífico, por lo que era necesario, para poder
desarrollar su estrategia, la liberación completa de Chile.
Esta decisión dejó
a la guerrilla del Alto Perú en condiciones muy precarias; Juana y su marido
vivieron momentos extremadamente críticos, tanto que sus cuatro hijos mayores
murieron de hambre. Poco tiempo después Juana, que esperaba a su quinto hijo,
quedó viuda tras la muerte de su marido en la batalla de Villar (14 de
septiembre de 1816). El cuerpo de su marido fue colgado por los realistas en el
pueblo de la Laguna ,
y Juana se halló en una situación desesperada: sola, embarazada y con los
ejércitos realistas controlando eficazmente el territorio.
Tras dar a luz a una
niña, se unió a la guerrilla de Martín Miguel Guemes, que operaba en el norte
del Alto Perú. A la muerte de este caudillo se disolvió la guerrilla del norte,
y Juana se vio obligada a malvivir en la región de Salta. Tras la proclamación
de la independencia de Bolivia en 1825, Juana intentó en numerosas ocasiones
que el gobierno de la nueva nación le devolviera sus bienes para poder regresar
a su ciudad natal, pero a pesar de su prestigio no consiguió una respuesta
favorable de los dirigentes políticos.
Murió en la provincia argentina Jujuy a
los ochenta años de edad, en la más completa miseria: su funeral costó un peso
y fue enterrada en una fosa común. Sólo póstumamente se le reconocerían el
valor y los servicios prestados al país.
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