martes, 25 de septiembre de 2012


La Escuela N° 5 Manuel Belgrano de Mariano Acosta, recibió un baño de color primaveral durante la Jornada Solidaria del 22 de septiembre.
 La solidaridad es un apostolado,  se enriquece y alcanza su plenitud cuando se le adhiere la virtud de la caridad, cuando se realiza por amor, cuando se convierte en entrega. Nadie ama más que el que da todo por sus hermanos. El verdadero amor al prójimo, la verdadera caridad y entrega, se manifiestan en eso: en dar la propia vida si es necesario, no sólo bienes materiales.
La solidaridad se practica en Merlo sin distinción de credo, sexo, raza, nacionalidad o afiliación política. La finalidad sólo puede ser el ser humano necesitado, en este caso específico el embellecimiento de instituciones escolares, espacios verdes, centros de jubilados, etc.   
Comprendemos que para que haya solidaridad se requieren dos personas: una necesitada y otra solidaria. Pero el solo dar, o ayudar, no es lo más difícil. La parte difícil comienza cuando se nos presenta el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Esto es: ser solidarios por una verdadera convicción de igualdad y de justicia. Es difícil ser caritativos, solidarios, entregados, y ser, al mismo tiempo, totalmente desinteresados.
En el hoy, compartimos un Merlo solidario en todas sus facetas, los percibimos claramente en las Jornadas Solidarias como las del 22 de septiembre pasado, donde autoridades y pueblo codo a codo restauran en esta caso la Escuela N° 5 Manuel Belgrano de Mariano Acosta. La organización y la puesta de hombro estuvo a cargo de la Juventud de diversas edades de Merlo, las materiales y herramientas, el trasporte, las facturas y el mate corrieron a cuenta del municipio como de costumbre.

 

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