sábado, 23 de febrero de 2013

Hace años los científicos de todo el mundo analizan las propiedades
 de la LECHE:
A FAVOR unos dicen: La LECHE es una de las más antiguas fuentes de alimentos para los humanos.
En CONTRA dicen: La ingesta de LECHE no es necesaria y mucho menos imprescindible.
VEAMOS los argumentos de unos y otros y saquemos nuestras propias conclusiones.
A FAVOR, La LECHE CONTRA EL INFARTO Y LA DIABETES: Un estudio reciente realizado por médicos del Hospital Durand, de Buenos Aires, y del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires, concluyó que el consumo de leche en chicos ayudaría a prevenir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y de sufrir un infarto en edad adulta
 
Los investigadores hallaron en un grupo de alumnos de escuela primaria que aquellos que más leche consumían tenían menos resistencia a la insulina, tendían a comer más frutas y verduras, y hacían más ejercicio. El efecto preventivo de la leche se originaría por el calcio y el magnesio que ésta contiene. El primero reduciría la formación de grasa en el organismo, mientras que el segundo está asociado con una mejor secreción de la insulina, la hormona que transporta la glucosa hasta el interior de las células para que éstas la transformen en energía. El estudio incluyó a 365 chicos entre 5 y 14 años de dos escuelas bonaerenses.
MITO. La leche engorda: Los productos lácteos son fuente importante de calcio y de proteínas de alta calidad que estimulan el metabolismo y el crecimiento de los músculos y los huesos. Por lo tanto, tienen un efecto favorable sobre el peso, sobre todo si se eligen productos descremados o con poca grasa.
MITO. Las alergias a la leche de vaca están aumentando. La alergia a la leche de vaca se presenta principalmente entre los más chicos. Un promedio de uno a tres por ciento de los recién nacidos desarrolla una alergia a la leche de vaca durante los primeros meses. La alergia generalmente desaparece de los dos años en adelante.
VERDAD. La leche es una de las más antiguas fuentes de alimento para los humanos. La gente ha bebido leche durante el mismo tiempo en que ha criado animales. En otras palabras, sabíamos desde el principio que los lácteos eran buenos para nosotros, y muchos estudios científicos apoyan esto. Hay países donde las personas consumen muy pocos lácteos y lleva una vida sana, pero es difícil comparar hábitos dietéticos nacionales. Necesitan compararse las pautas totales para tener el cuadro completo.

MITO. La leche entera contiene más calcio. Las leches descremadas, de poca grasa y entera contienen básicamente la misma cantidad de calcio. La leche entera contienen más grasa y vitaminas A y D, solubles en grasa.
El hecho es que los tres tipos de leche son las fuentes naturales más importantes de calcio en la dieta occidental. Junto con otros productos lácteos, proveen cerca de dos terceras partes de la cantidad recomendada de calcio que se necesita para el desarrollo de los huesos en niños y adolescentes, y para la buena salud ósea en adultos y personas mayores.

¿A quién debemos hacer caso?
¿Por qué resulta tan confuso?
EN CONTRA: Para hacernos una idea de la complejidad del tema, entre el año 1988 y 1993 se publicaron más de 2.500 artículos relacionados con la leche, según se explica en el libro de David Román, “Leche que no has de beber”. En el mismo libro, el doctor estadounidense Robert M. Kradjian hace una afirmación realmente interesante: “Existen tres fuentes de información fiable. La primera, y probablemente la mejor, es el estudio de la naturaleza. La segunda es estudiar la historia de nuestra especie. Finalmente, se hace necesario revisar los artículos científicos”.
El posible impacto negativo del consumo de productos lácteos es para muchos un misterio. Aquí, expondremos algunos de los puntos actuales que nos ayudarán a ser más críticos con el alimento más sobrevalorado del planeta.
* La leche aumenta los niveles en sangre de IGF-1, un factor de crecimiento que se asocia con el crecimiento de células cancerosas. A modo de ejemplo, el Tamoxifeno un medicamento que se utiliza para el tratamiento del cáncer de mama, es un inhibidor de IGF-1.
La proteína de la leche, la caseína se descompone en sustancias derivadas de la morfina (las casomorfinas) en el mismo tubo digestivo. Por esta razón tiene efectos sedantes y posibles efectos negativos en la estabilidad emocional. Numerosos estudios avalan la posibilidad de que exista una conexión entre el consumo de leche y el autismo en niños.
Por su rico contenido en proteínas animales, en fósforo… favorece la acidez metabólica. Numerosas publicaciones demuestran que los lácteos disminuyen el pH de la sangre (acidez), pudiendo provocar la salida del calcio de los huesos hacia la sangre como mecanismo tampón. Esto se relaciona con la aparición de piedras y cálculos renales.

La absorción del calcio de la leche, presente mayoritarimente en forma de fosfato cálcico unido a proteínas (caseínas), requiere de la enzima proteolítica llamada quimosina. Las caseínas de la leche de vaca son 300 veces mayores a las presentes en la leche materna. Además el gen de quimosina sólo se expresa en el hombre durante la lactancia materna.
Cualquier alimento natural compensaría los valores nutritivos de la LECHE,
según los investigadores.
 
Por tanto, la disponibilidad de calcio se encuentra francamente mermada. Algunas publicaciones hablan de una absorción máxima del calcio de la leche del 13% y de un mínimo del 0%. No se puede afirmar que el consumo de leche prevenga la aparición de osteoporosis, ya que existen muchos estudios al respeto que no consiguen demostrar esta prevención. Por poner un ejemplo, un equipo australiano siguió durante 18 años a 72.337 mujeres postmenopáusicas durante 18 y concluyó que no existe ninguna relación entre el consumo de leche y la prevención de las fracturas de cadera. Incluso, un estudio de 1994, publicado en American Journal Epidemiology relacionó el consumo de lácteos en la edad juvenil con la aparición de fracturas de cadera en la vejez.

- Por su posible influencia negativa en el sistema digestivo, afecta al sistema inmunitario (Common Mucosal Immune System), apareciendo infecciones en otras mucosas como otitis de repetición o amigdalitis en niños. En adultos, un gran número de personas experimenta mejoras en el funcionamiento digestivo y tránsito intestinal al reducir o eliminar el consumo de lácteos. Se podría hablar durante largo rato de cada uno de los puntos aquí expuestos.

Desde nuestro punto de vista, la toma de lácteos no es necesaria, y mucho menos imprescindible, y la evidencia clínica del día a día, nos hace pensar que la retirada de la dieta de los productos lácteos puede beneficiar a un gran número de personas que sufren problemas relacionados con la digestión, el tránsito intestinal o el sistema inmunitario (colitis ulcerosa, bronquitis, espondilitis anquilosante, eccemas…).

 

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