VERDADERA inseguridad
en Brasil, un súper país corroído por los ejércitos de narcotraficantes. Sus
lideres mantienes fuertes lazos con abogados encumbrados y altos jefes
policiales. “Las fuerzas armadas son enviadas a la calle a proteger al pueblo
que es quien en definitiva vive este predicamento”
BRASIL:
MACROVIOLENCIA EN FLORIANÓPOLIS. EL GIGANTE DE LOS PIES DE BARRO
Siempre que
hace falta hacer referencia aun país sudamericano al cual mirar, se nombra
indefectiblemente al Brasil. Pero no se tiene en cuenta que hay "lados
oscuros" como las grandes organizaciones delictivas, la desigualdad social
y el masivo narcotráfico, que exponen que no todo es color de rosa en la
hermana nación.
Las favelas, reductos inexpugnables comandados por los narcotraficantes
militarizados y con conexiones dentro de las estructuras del poder brasileño
que los amparan y protegen, han sido atacadas y reducidas mediante el uso de
las Fuerzas Armadas, con armamento pesado y hasta helicópteros, que han
provocado cientos de muertes en ciudades como Río de Janeiro que sede sangran
ante la vista del mundo.
El Caso de la ciudad de Florianópolis, tan conocida por muchos argentinos
que veranean en Brasil (lo que no es mi caso) ha sido difundido esta semana por
los diarios nacionales (Clarín, domingo 17/02/2013).
En esta ciudad, en apariencia normal, los soldados del narcotráfico han
enfrentado a las fuerzas de seguridad locales con más de 100 atentados en 17
días y las han superado, haciendo necesaria la intervención de las Fuerzas
Armadas Brasileñas.
Los micros no funcionan por temor a ataques incendiarios, la gente no
puede trasladarse ni ira trabajar, los estudiantes no asisten a clases y los
comercios quiebran.
Brasil es un gigante con pies de barro. Un país dibujado hacia afuera
como potencia, pero que no resuelve sus enormes problemas sociales e
institucionales.
En nuestro país existe la inseguridad como en casi todo el mundo, y
México, Colombia y Brasil no son ejemplos de inseguridad lisa y llana. Son
claros parámetros de violencia extrema, donde los Narcos enfrentan y compiten
por la fuerza con el Estado.
No debemos ni acercarnos a esa situación de caos social y violencia
institucional, donde las Organizaciones Delictivas atacan a las ciudades, sus
habitantes y a las Instituciones de la Democracia.
Yo quiero expresar esto para vecinos y personas objetivas.
Primero para que no caigamos en la simpleza de endiosar al Brasil como
ejemplo. También, para que tengamos conciencia que la lucha contra las
drogas y las organizaciones que las sostienen es una cuestión que castiga a
todos los países, y por último, aunque no menos importante para que
reafirmemos nuestro compromiso y nuestra acción permanente en la lucha contra
el narcotráfico y la delincuencia organizada.
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