El
Tigre de los Llanos nació en La
Rioja en 1788 y murió en la Barranca Yaco el 16
de febrero de 1835. Militar y político argentino. Reveló desde niño una audacia
y temeridad notables. En 1806 sus padres lo enviaron a Chile con un cargamento
de granos y el joven Facundo se jugó el producto de la venta y lo perdió.
Trabajó como peón en una estancia en Plumerillo y los acontecimientos de Mayo
de 1810 lo sorprendieron en Buenos Aires.
Allí
fue enrolado en el regimiento de Arribeños. Tenía condiciones para el mando
pero no para someterse a la rígida disciplina militar, por lo que desertó.
Hacia 1816-1818 se desempeñó como capitán de milicias adiestrando reclutas,
capturando desertores, organizando milicianos para los ejércitos de la patria y
participando en algunas acciones contra los españoles.
Juan
Facundo Quiroga, que se ganó el apodo de Tigre de los Llanos, volvió a
mostrar su audacia deponiendo al gobernador Francisco Ortiz de Ocampo, a quien
reemplazó por Nicolás Dávila; pero cuando, en 1823, éste se negó a renunciar
según lo dispuesto por la Sala
de Representantes, Quiroga se adueñó del mando. Aun cuando permaneció en el
cargo sólo dos meses, a partir de entonces dominó la escena política de su
provincia e incluso de las aledañas.
Ordenó
no enviar tropas a la guerra con Brasil y desconoció leyes dictadas por el
gobierno de Buenos Aires. Derrotó a Lamadrid en dos ocasiones: primero en Tala
(1826) y más tarde en Rincón (1827). El general unitario Paz lo venció en
Oncativo, pero, auxiliado por Rosas, rearmó su ejército y terminó por imponerse
en el norte y en la región andina. Se alejó de la política y residió en Buenos
Aires desde 1833 hasta finales del año siguiente, cuando aceptó mediar en un
conflicto entre las provincias de Tucumán y Salta.
En
1835, al enterarse de la muerte del gobernador tucumano Latorre, inició un
viaje sin retorno: al pasar por Barranca Yaco, Córdoba, fue muerto por una
partida encabezada por Santos Pérez. La imagen que Sarmiento transmitió lo
caracteriza como la estampa de la barbarie en oposición a la civilización. No
obstante, suele olvidarse que el Tigre de los Llanos fue uno de los pocos que
acudieron a despedir a Rivadavia cuando éste marchó al exilio, además de
ofrecerle dinero y sus servicios. En algunas ocasiones Quiroga se lamentó de
sus errores y de haber desconocido la Constitución de 1826 por sugerencias interesadas
de Buenos Aires.
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