lunes, 5 de mayo de 2014

Una de las creaciones que cambiaron el bienestar y el bien oler de la humanidad, EL JABON. ¿Cuándo lo inventaron?



Se afirma que ALEP es el jabon mas antiguo del mundo.
¿Por qué lava el jabón? Su método de fabricación se llama saponificación, que consiste en calentar grasas con las cenizas de plantas alcalinas, que produce jabón, agua y glicerina. No obstante, aquello que le da al jabón su peculiar habilidad para limpiar el cuerpo humano es la doble personalidad de sus moléculas. Mientras uno de los extremos (hidrófobo) huye del agua y tiende a unirse a la grasa, el otro (hidrófilo) agarra el agua soltando la grasa.
Al comienzo el jabón se usaba para igueinizar la ropa y los utensilios.

Además, para que el jabón limpie correctamente, el lado hidrófilo debe ejercer una fuerza mayor para poder arrancar la suciedad. El movimiento que se produce en el proceso de lavado, ya sea frotando con la mano o dando vueltas en la máquina, además del uso de agua caliente, favorecen el desprendimiento de las partículas de grasa, de modo que se dividen y se acaban disolviendo. Por ello es importante frotar por todos lados, ya que garantizamos que el lavado sea mejor.
La historia: Se cree que el jabón se inventó hace unos tres mil años. Se han encontrado en la Mesopotamia tablillas de arcilla sumerias que mencionan la mezcla que se obtenía de hervir aceites con potasio, resinas y sal y sobre su uso medicinal.
Los arqueólogos no han podido determinar cuando
el ser humano comenzo a usar el jabón para higienizarse.

El origen del jabón: Los fenicios lo fabricaban con aceite de oliva y soda cáustica (o carbonato de sodio) obtenida a partir de las cenizas de la combustión de plantas halófitas (plantas que viven en las salinas) como la salicornia o la salsola.
Recetas parecidas se seguirían utilizando en Siria. El jabón sirio, procedente de la ciudad de Alepo, antiguo territorio fenicio, se sigue fabricando hoy día con el mismo método tradicional y con aceite de oliva y aceite de laurel. Los egipcios se frotaban con la mezcla obtenida del natrón (un carbonato de sodio mineral extraído de los lagos salados después de la evaporación del agua), tierra de batán (una arcilla poco elástica que tiene la propiedad de absorber las materias grasas) y altramuces remojados en agua de lluvia machacados.
En los harenes además de la higiene hera un ritual
la utilización de jabones aromatizados.

Origen del jabón europeo: Los germanos y los celtas utilizaban grasa de cabra y cenizas de abedul para fabricar sus jabones. El jabón era, según el historiador romano Plinio, un invento galo. Los galos fabricaban sus jabones con cenizas de haya y sebo o grasa de jabalí y lo usaban según Plinio para teñirse sus largas melenas de rubio o pelirrojo.

En la actualidad en la India hacen el jabón
como hace milenios.

El olor de la grasa rancia les resultaba bárbaro a los romanos, que como los griegos y etruscos se lavaban frotándose por el cuerpo una mezcla de aceites aromáticos y arena o ceniza que luego eliminaban con un estrígilo. En el siglo III a.C. se fabricaba en Arabia un jabón mediante la cocción de una mezcla hecha con potasa, álcali proveniente de cenizas, aceite de sésamo y limón.
Hay quien asegura que los cruzados introdujeron en el siglo XI el jabón en Europa Central desde Alepo. Los fenicios tuvieron tratos comerciales con Europa antes de los tiempos romanos, así que seguramente este tipo de jabón habría llegado mucho antes a las ciudades costeras como Nápoles, Marsella, Cartagena o Cádiz. Lo cierto es que en la Baja Edad Media no se utilizó mucho el jabón, y debido a la falta de higiene se originaron grandes epidemias que diezmaron a la población, como la peste negra del siglo XIV.
La variedad actual es infinita, buenos, regulares y malos.

Fabricas árabes: La primera gran jabonería europea la construyeron los árabes a finales del siglo X en Al Andalus, en Sevilla. En el valle del Guadalquivir, donde había grandes olivares y marismas, se obtenían las materias primas necesarias para fabricar un jabón que cuatro siglos más tarde se conocería como jabón de Castilla. Aún así en Andalucía se siguió llamando por el nombre árabe, almona, a las fábricas de jabón.

Sofisticada fabrica de jabón en la actualidad

El monopolio del jabón de Sevilla, ostentado por los marqueses de Tarifa en el siglo XVI, fue ampliado hasta América después de la conquista. En este mismo siglo ya se exportaba este sapo hispaniensis o sapo castilliensis al Reino Unido a través de Amberes. El jabón de Castilla, al provenir de aceites vegetales en vez de grasas animales, podía utilizarse en la higiene personal. Fue así que los europeos se volvieron más limpios y empezaron a desaparecer las grandes pandemias. Las famosas fábricas de jabón de Marsella se establecieron en el siglo XIV. Este jabón tradicionalmente se fabricaba con aceite de oliva, agua del Mediterráneo y sosa cáustica proveniente de cenizas del laurel. Como el de jabón de Alepo, también se sigue fabricando hoy en día.
Fabricación a gran escala

Jabonerías americanas: En 1575 se construyó una fábrica en la Ciudad de México. El jabón que se fabricaba en ella era el que usaban los mexicanos, hecho a partir del tequezquite, un mineral rico en sosa, y algunas plantas. En el siglo XVII se sabe de la existencia de una jabonería en Guayaquil que fabricaba jabón a partir de sebo de vacas y cenizas de yerba. En este mismo siglo, en 1682, Luis XIV hizo guillotinar a tres fabricantes cuyos jabones le habían irritado la piel.

Fabrica casera o artesanal, muy de moda hoy.
 
Química del jabón: En 1791 el químico Nicolas Leblanc inventa un procedimiento para obtener carbonato de sodio a partir de la sal marina, lo que simplificaba y abarataba el proceso de obtención de la sosa. En 1823, Eugène Chevreul demuestra que las grasas están formados por una combinación de glicerol y ácidos grasos (oleico, margárico y esteárico) y explica así químicamente la reacción de la saponificación descubierta por los sumerios. En presencia de la sosa cáustica, los cuerpos grasos se dividen en sus componentes. El carbonato de sodio, al reaccionar con los ácidos grasos da lugar a los estearatos, margaratos y oleatos, es decir, al jabón. Así de la grasa y de la sosa se obtienen jabón y glicerol.
El enjabonarse por estos tiempos suele ser romántico y divertido.

En el siglo XIX, los aceites de copra (pulpa seca del coco) y aceites de palma que venían de las colonias, se empezaron a emplear en la fabricación de los jabones. Desde los años 30 del siglo XX, el jabón tradicional tuvo que competir con los tensoactivos sintéticos que se utilizan hoy en día en los detergentes, productos de limpieza, jabones y champús, que además son altamente contaminantes.


 

 

 

 

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