lunes, 4 de enero de 2016

“Dos astillas del mismo palo” podrían llamarse estas dos esculturas que nacieron de un centenario pino destruido por un huracán en El Triunfo, Partido de Lincoln, Buenos Aires.

Visitamos a la artista talladora Mary Gonzáles en su taller de El Triunfo, y nos contó algunos detalles de su última escultura “El Galponero”. Visita esta que aprovecho el Poeta Embajador de Paz, Miguel Ángel F. G. para entregar un poema que escribiera en homenaje a la artista que titulo “Soneto a las Manos de Mary”

¿Mary, porque El Galponero y que representa?: Te cuento que hace casi 20 Año que andaba tras de un árbol de estas características en nuestro pueblo, para tallarlo en pie, la idiosincrasia de los pueblos, tal vez por ignorancia, es, se seca un árbol, lo cortamos y lo hacemos leña.

Me costo mucho conseguirlo, pero la providencia por un lado nos dio las obras pero por otro nos privo de un árbol que nació con nuestro pueblo hace ya mas de 100 años, gracias a la gente del museo local se preservo el tronco ya seco, cuando estuvimos seguros que había muerto le comete a la gente de la comisión y luego de una frondosa tramitación me aprobaron la primera escultura.
La idea fundamental que siempre rondo en mi mente fue tallar algo sobre nuestros ancestros, la primera talla fue un gaucho y un originario, abrazado con dos manos y una bandera, porque considero que fue la primera gente que vivió en la zona desde hace centurias, y la segunda el hábitat del hombre de la década del 50 aproximadamente, donde se destacaba la labor nada sencilla del hombre que trabajaba día a día hombreando bolsas de cereal, estibándolas para luego enviarlas a exportación, fabricación de harinas, aceites, etc. Fue una época en la cual muchos habitantes del pueblo vivían de las labores realizadas en esos tremendos galpones de chapa, la cual era de sol a sol, desde las primeras luces hasta el anochecer, (no había luz eléctrica en los galpones, y muy escasa en el pueblo) comenzaba todo cuando una veintena de briosos caballos atracaba a las puertas del galpón arrastrando una chata de madera de casi dos metros de alto, trayendo en su parte superior unas 150 o 200 bolsas de trigo, maíz, cebada, sorgo, avena, etc.  

A hombro, hombre por hombre descargaban y depositaban las bolsas en una balanza que pesaba unas 10 bolsas por vez, una vez pesadas cada hombre tomaba una y a hombro nuevamente subían por una enorme escalera de madera bautizada “Burro” por los galponeros,  que alcanzaba según crecía la estiva hasta 7 metros de altura. Así desde las primeras luces del alba hasta que el sol se escondía “El Galponero” completaba su jornada en la cual habían descargado y estibado unas 6 mil bolsas.
Dentro de esa década llegue con mi familia aquí y viví parte de esa historia, me dije, el segundo homenaje es para el galponero, utilizando la otra mitad del pino.


¿Mary hay algún proyecto especial? Quiero seguir con esta idea, ya que estas obras fueron muy aceptadas por la comunidad, quiero continuar trabajando con motosierra, ya que esta fue mi primera experiencia, y mi proyecto es llenar de duendes el pueblo.

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