sábado, 16 de enero de 2016

Un día como hoy durante 1896 nacía Rosita Quiroga, bautizada, La Piaf del arrabal porteño. La ordenanza 45.591 que establece que 23 plazoletas y canteros de la ciudad de Bs. As. llevan, entre otros, su nombre.


Fue cantante de canciones criollas y tangos y heredera directa de los primitivos payadores. El suyo es un caso único en la historia de la mujer en el tango. Ninguna se expresó como ella, cantaba con la misma cadencia y el mismo "dejo" con el que hablaba, fue el prototipo femenino, irrepetible, de lo arrabalero. 

Interpretaba naturalmente, como le salía, y pulsaba la guitarra por tonos, tal como le enseñara Juan de Dios Filiberto, su vecino en el barrio de la Boca. Hablaba intercalando palabras lunfardas y vulgares, con un ritmo canyengue, tal como lo habría escuchado de los hombres de su casa, laburantes del puerto y carreros. 

Lo hacía ceceando y su voz no era potente pero generaba un clima intimista como si cantara para si misma. Este estilo la acompañó hasta su muerte a pesar de que ya había superado la pobreza y tenía una posición económica muy acomodada. El periodista Jorge Göttling la llamó "La Piaf del arrabal porteño". Falleció en Buenos Aires en 1984. 

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