Sepamos un
poco más de esta institución que formo doctores y cirujanos que se destacaron y
destaca en el mundo: Fue sin duda uno de los hechos más importantes y positivos del período
de anarquía y desunión nacional que se extiende entre los años 1820 y 1835. El
decreto del gobernador Martín Rodríguezfue
impulsado por su ministro Bernardino Rivadavia,
entusiasta representante de la corriente ilustrada y liberal en nuestro país,
promotor también de la creación de la Academia de Medicina de
Buenos Aires, en 1822.
La flamante Universidad constituyó un intento integrador de la educación
pública porteña en todos sus niveles. Uno de sus seis departamentos fue el de
Medicina, cuyo “prefecto” fue el Dr. Montúfar. Se inició con tres cátedras: Instituciones Médicas (Juan Antonio Fernández); Instituciones Quirúrgicas (Francisco Cosme Argerich) y Clínica Médica y Quirúrgica(Francisco
de Paula Rivero).
El material de enseñanza y los textos usados en los primeros
años fueron casi exclusivamente de origen francés e italiano, debido a la
influencia de dos reconocidos investigadores de esas nacionalidades: Aimé Bonpland y Pedro Carta Molino,
respectivamente. Luego de dos años de iniciada la carrera se contó con sala de
disecciones, y el gobierno decretó un presupuesto para costear en Europa el
perfeccionamiento de los estudiantes sin recursos. El alumno podía doctorarse
en medicina o cirugía, para lo cual debía presentar una tesis.
La primera
camada de médicos se graduó en 1827.
Luego de la caída de Rosas, la Escuela de Medicina fue
separada de la Universidad
(hasta tanto ésta fuera reorganizada), pasando a depender directamente del
gobierno de la Provincia
de Buenos Aires. Un decreto de octubre de 1852 creó
el Consejo de Higiene
Pública, restableció la antigua Academia de Medicina -que había funcionado sólo durante
dos años- y dispuso, para los estudios médicos, la jerarquía de Facultad. Fue designado su primer presidente (decano) el doctor Juan
Antonio Fernández (reemplazado en 1855 por
el doctor Francisco Javier Muñiz).
La enseñanza de la medicina era efectuada en
el edificio del Hospital de
Hombres, situado al lado de la iglesia de San Pedro
Telmo, en las actuales calles Humberto Primo entre Defensa y Balcarce. Los años
posteriores serán testigos del desarrollo de un sostenido proceso de
reorganización, caracterizado
por logros fundamentales. Entre los progresos visibles debe citarse la
inauguración, en 1858, del nuevo edificio de la Facultad (primer solar
propio, frente a la iglesia citada); la creación, en 1863, de la
Biblioteca de la misma (por Juan José Montes de Oca, el
tercer “presidente”), así como la creación de varias nuevas cátedras,
que en general seguían el modelo de la Facultad de Medicina de París. En estos años se
dieron, asimismo, los primeros pasos organizados de estudios universitarios
odontológicos, obstétricos (para la formación de parteras) y farmacéuticos.
En 1874 un nuevo decreto determinó que la Facultad de Medicina
volviera a integrar la
Universidad de Buenos Aires, y que la Academia de Medicina se
hiciera cargo del gobierno de aquélla. A partir de la nueva organización, se
sucedieron en el decanato los doctores Manuel Porcel
de Peralta, Pedro Antonio
Pardo, Cleto Aguirre, Mauricio
González Catán, Leopoldo
Montes de Oca y Enrique del
Arca. En 1880 se
inaugura el nuevo Hospital de
Buenos Aires en la calle Córdoba (donde actualmente se
encuentra la Plaza
Houssay ) que es entregado a la Facultad de Medicina en 1883, luego de la “federalización” de la ciudad, denominándose a
partir de entonces Hospital de
Clínicas.
En 1895 fue
inaugurado un nuevo edificio para la Facultad -frente al antiguo hospital-, que se
convirtió en sede de los estudios médicos, en la denominada Escuela Práctica de
Medicina y Morgue. (Esta construcción fue demolida posteriormente,
y el lugar es en la actualidad una playa de estacionamiento en la avenida
Córdoba, esquina de la calle Uriburu). La construcción del actual edificio de la Facultad de Medicina de
Buenos Aires, ubicado en la calle Paraguay, entre Junín y Uriburu, fue iniciada
en el año 1937 (por ley del año 1926) y concluyó en 1944.
Nuevos edificios, en la misma manzana, permitirán
luego la “independencia” de los cursos de odontología, farmacia y bioquímica,
al crearse las respectivas facultades. A lo largo del siglo XX, la expansión de
las llamadas “ciencias médicas” no será solamente edilicia (Pabellón Costa
Boero, Instituto Telémaco Susini, Instituto de Semiología, Escuela de Salud
Pública, Maternidad, Instituto de Investigaciones Cardiológicas (actualmente
Instituto Taquini, en cuya adyacencia –hoy playa de estacionamiento sobre la
calle Azcuénaga- se encontraba el Instituto de Historia de la Medicina ), sino que, a la
par de la creación de los nuevos espacios, se desarrollarán los primeros cursos
de postgrado, así como las llamadas carreras “conexas”: Kinesiología,
Fonoaudiología, Nutrición, Obstetricia, Enfermería, o cursos de la misma índole: Podología, Técnico
en Hemoterapia e Inmunohematología, Técnico Perfusionista en Cirugía Cardíaca y
Técnico Radiólogo.
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