domingo, 17 de mayo de 2020

Generar vida luego de la muerte, convertirse en compotaje humano-(abono) para dar vida a un árbol.


Cuando concluyen los problemas para un ser humano, generalmente en los países occidentales tenemos dos opciones principales para los restos mortales: entierro o cremación. Ahora, ha sido creada una instalación de primer orden mundial que ofrece un ritual alternativo único a las elecciones tradicionales: compostaje humano.

La compañía detrás de este proyecto es Recompose, una corporación benéfica que planea comenzar su operación en Seattle (EE.UU.) en 2021.
Se trata de la primera instalación de compostaje humano del mundo, donde se ofrece convertir gradualmente los restos humanos en tierra, en un proceso denominado “recomposición” o “reducción orgánica natural”.
Su fundadora, Katrina Spade, lleva varios años trabajando en este proyecto, pero desde mayo de 2019 se convirtió en un servicio legalmente viable, cuando el estado de Washington aprobó un histórico proyecto de ley que permite el compostaje de restos humanos.

La ley entrará en vigencia en mayo de 2020, dando lugar a lo que Spade llama una “revolución funeraria”, en la cual los cuerpos de los fallecidos se transformarán en tierra en los ‘recipientes de recomposición’ hexagonales reutilizables de la compañía.

¿Cómo se realiza el compostaje humano?

El proceso se basa en los principios tradicionales del entierro natural o ‘verde’ , pero en este caso se lleva a cabo dentro de los recipientes reutilizables. Así lo explican desde el sitio web de Recompose:
Una vez completado el proceso de compostaje, se alienta a la familia y amigos de los difuntos a tomar parte o la totalidad del metro cúbico de tierra que aproximadamente se genera por persona (equivalente a varias carretillas de tierra), y pueden utilizarlo para cultivar un árbol o jardín. Cualquier tierra restante se destinará a nutrir tierras de conservación.

Menos emisiones de carbono:


Los objetivos de conservación son una pieza clave del propósito general de Recompose y la norma que permitirá a este tipo de compañías ofrecer un ritual de fin de vida más respetuoso con el medio ambiente que enterrar cadáveres embalsamados en ataúdes de madera, o quemar restos mediante cremación, lo cual consume mucha energía debido a las altas temperaturas requeridas, y produce emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Recompose estima que cada persona que opte por un proceso de reducción orgánica (con una tarifa alrededor de US $ 5.500) en vez de la cremación o el entierro convencional ahorrará una tonelada métrica de CO2 , gracias a la retención de carbono que se produce en diferentes puntos del proceso. Por no hablar de los beneficios de producir suelo útil, en lugar de ocupar tierras limitadas. Al respecto, esto dijo la fundadora de la compañía a Citylab:


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