miércoles, 31 de marzo de 2021

Entre las 5 primeras del mundo: El 23% de la soja del mundo se trata con tecnología de una empresa argentina.

 

Con 44 años de historia, Rizobacter es líder en inoculación. El crecimiento se refleja también en su progresiva presencia internacional.

Como parte de su estrategia de crecimiento, hace 10 años la empresa líder en microbiología agrícola se propuso que el 30 % de su facturación provenga del mercado internacional. En el recorrido de ese camino, actualmente se posiciona con la mayor participación de mercado en el nicho de inoculantes para soja a escala global.

 


Si bien la tasa de adopción de la práctica de inoculación es muy alta en la Argentina –hoy se trata alrededor del 90% de las semillas–, no sucede lo mismo en todos los países. Entre los mayores adeptos a esta práctica se encuentran Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y, en latitudes no tan cercanas, Ucrania, Rusia, Rumania y Canadá. En menor medida, pero de manera creciente, se destacan Estados Unidos, Sudáfrica y Turquía. Por lo tanto, el mercado potencial es más que interesante para una empresa que históricamente apostó a la microbiología agrícola. Sin ir muy lejos, en el presente abarca el 60 % del mercado africano.

 


Si bien se trata de un insumo tradicional en la agricultura argentina, no por eso es menos desafiante incrementar los niveles de innovación para resolver constantes desafíos. De hecho, es notable cómo la tecnología y calidad aplicada a este insumo se ha profundizado significativamente en los últimos 20 años. Desde desarrollos vinculados a la supervivencia bacteriana que hoy brindan la posibilidad de realizar tratamientos 220 días antes de la siembra, tecnologías de osmoprotección de las bacterias, hasta la inclusión de bioinductores y bacterias resistentes a estrés hídrico, hicieron que Rizobacter agregue cada vez más valor a esta tecnología.



La investigación es una de las grandes banderas de esta empresa que, gracias a la calidad y al demostrado desempeño, ha logrado ganar terreno en el mundo hasta llegar a convertirse en líder de mercado frente a competidores internacionales reconocidos y de primera línea.

“Las expectativas de crecimiento responden a varios factores. Estos productos son amigables con el medioambiente, previenen la degradación de los suelos, son más económicos y seguros para el productor, mejoran la calidad y rendimientos de los cultivos e, integralmente, favorecen a una agricultura regenerativa. A su vez, estas ventajas se combinan con la mayor demanda de alimentos, las mayores exigencias regulatorias de los países que promueven disminuir el uso de químicos y las exigencias del propio consumidor”, explica Matías Gorski, gerente global de Productos Biológicos de la compañía.

ENTRE LAS PRIMERAS CINCO DE BIOLÓGICOS EN EL MUNDO

En 2021, Rizobacter desembarcó en Australia y Kazajistán, que se suman a otros países también recientes: Serbia, Croacia, Hungría, Malawi, Ganha y Chile. Actualmente, su presencia internacional asciende a 45 países y se encuentra entre las primeras cinco empresas de biológicos del mundo, con un mismo desafío compartido: ampliar su paleta de productos biológico (biofungicidas, bioinsecticidas, bioestimulantes, inoculantes para otros cultivos diferentes de la soja, entre otros) y consolidar una oferta integral.

“Hoy son muchos los desafíos, pero también las oportunidades. Los resultados son más seguros y sustentables. Hay que trabajar en multiplicar los productos para poder tener mayor alcance”, señala Gorski.

Desde marzo de 2020 al presente, Rizobacter obtuvo 56 nuevos registros internacionales y, recientemente, logró la solicitud de registro de Rizoderma, el curasemilla biológico desarrollado junto con el INTA, en la Unión Europea. Esto significa que pronto, esta tecnología que ya es utilizada por los productores argentinos, se convierta en el primer biocontrolador fúngico de industria nacional que se comercializará en Europa, donde la regulación es considerablemente estricta.

BENEFICIOS DE LOS INOCULANTES
  • Mayores rindes.
  • Aportan el 70 % del nitrógeno requerido por el cultivo.
  • Menor costo: son 50 veces más económicos que la fertilización química.
  • 100 % biológicos.
  • Nulo riesgo de manipulación.
  • No contaminan.
  • Están formulados a base de microorganismos benéficos.
  • A diferencia de los fertilizantes tradicionales, las condiciones del mercado de algunos commodities no afectan su valor.
  • No tienen impacto sobre las aguas subterráneas.

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