jueves, 11 de marzo de 2021

Los abonos nitrogenados pueden influir en la celiaquía-

 

Investigadores relacionan su utilización intensiva en el cultivo del trigo con una mayor prevalencia de la enfermedad autoinmune.

Según investigadores, la fertilización con nitrógeno se traduce en un posible problema directo de salud global.



La celiaquía es una enfermedad autoinmune que afecta al 1% de la población mundial y cuya prevalencia va en aumento en muchas regiones del planeta. Se han barajado diversas hipótesis para explicar el porqué de ese incremento de casos, desde cambios en la alimentación en la infancia a desequilibrios en la microbiota intestinal.

Investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) apuntan a una nueva posible causa: la excesiva fertilización de los campos de trigo con nitrógeno



En un trabajo publicado en la revista Foods, los especialistas concluyeron que el exceso de abonos nitrogenados en el cultivo del trigo provoca que tanto el grano como las harinas derivadas de este cereal contengan una mayor concentración de proteínas del gluten, que es el principal alérgeno desencadenante de esta enfermedad que, por el momento, no tiene cura.

Los investigadores constataron que desde 1960 hasta la actualidad se han multiplicado por 10 los kilogramos de nitrógeno usados para abonar los campos de cultivo de ese grano, que sigue siendo el más plantado y el más importante en la alimentación humana: 217 millones de hectáreas en todo el planeta se dedican a la producción de ese cereal.

El nitrógeno mejora el rendimiento de la cosecha y es más barato que otros fertilizantes, como los fosfatos. De ahí que su uso se haya extendido tanto, sobre todo en algunas regiones del mundo como Asia, América Latina y el Caribe. No obstante, el uso intensivo de abonos nitrogenados también ha provocado que aumente la concentración de gliadinas en todos los tipos de trigo, un tipo de proteína que interviene en la formación del gluten.

“Ahora, fertilizamos mucho más que antes y como consecuencia, enriquecemos el trigo en gliadinas, que son muy alergénicas y son la base de los problemas de celiaquía, una enfermedad cuya prevalencia está en aumento en muchos lugares del planeta”, señaló el investigador del CREAF y del CSIC Josep Peñuelas, quien estuvo al frente de este estudio científico.

 

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