miércoles, 20 de julio de 2022

Cascada Santa Ana en Villa la Angostura. La joya oculta de la cordillera Argentina. Sepamos MAS de esta maravilla.

 

Hace miles de años, este paraíso se veía muy diferente. Los volcanes y la lava ardiente construyeron los cimientos y luego los enormes glaciares le dieron forma. Quién hubiese imaginado que cuando la lava se solidificara y agrietara terminaría formando una de las cascadas más hermosas del sur argentino: la cascada Santa Ana.



Acompañanos en este recorrido al corazón de la Cordillera de los Andes en Neuquén para descubrir un paisaje increíble. Y aprender todos los consejos de un guía experto del Parque Nacional Nahuel Huapi para poder hacer el recorrido por tu cuenta.

Viaje al Corazón de la Cordillera:



Nuestro día comenzó muy temprano, cuando el sol recién comenzaba a calentar. El despertador nos sacó como pudo de la cama y a las 7:15 de la mañana ya estábamos en camino. Como el horario de la aduana es acotado, lo mejor es llegar lo más temprano posible para poder hacer el sendero tranquilos.

Así que con mate de por medio recorrimos los 120 km que separan a Bariloche de la aduana argentina del Paso Samoré, mientras disfrutábamos de las increíbles vistas del lago Nahuel Huapi. El viaje en auto es de por sí un paseo, con el Cerro Catedral de fondo y pasando por Puerto Manzano, el Lago Correntoso y el Lago Espejo.



Sobre las 9:00 de la mañana llegamos a la aduana. Como había poca gente pudimos hacer los trámites en sólo 15 minutos. Anunciamos a gendarmería que pensábamos hacer el sendero a la cascada Santa Ana y seguimos.

Poco después estábamos en el estacionamiento donde nace el sendero a la cascada. Nos colgamos la mochila al hombro y contemplamos en el horizonte la enorme mole de lo que alguna vez fue el volcán Pantojo. Testigo mudo de la fuerza de la naturaleza que moldeó toda la zona, y en ella la cascada que estábamos a punto de visitar. Nos dimos media vuelta y entramos al bosque de ñires para comenzar el sendero.



El sendero continúa siempre en suave descenso hasta que podemos escuchar el suave murmullo de una caída de agua. Tras otra bajada muy pronunciada entre helechos y plantas que nos cubren, salimos otra vez al río y la vemos de golpe. Frente a nosotros están los 40 metros de altura de la cascada Santa Ana cayendo desde su cornisa de columnas basálticas. La visión es impactante.

Al acercarnos para verla más de cerca nos llega la llovizna y el viento generado por la violencia de la caída. Habíamos visto fotos, pero ninguna logra capturar todo su esplendor. Era como estar en Parque Jurásico y sentíamos que en cualquier momento iba a pasar un pterodáctilo volando. En ese momento entendimos porqué hay que visitar la cascada Dora primero. Es que por más linda que sea, la visión de la Santa Ana la eclipsa totalmente.

Más tarde iniciamos el complicado ascenso hasta la parte trasera. La dificultad está en que la subida es empinada y llena de barro por la constante llovizna de la cascada. Pero una vez arriba el esfuerzo vale la pena. Sobre nosotros estába el techo abovedado formado por miles de hexágonos que encastran perfectamente y del borde cae la columna de agua. El lugar ideal para almorzar y disfrutar de una de las mejores vistas de la zona. ¿Qué más se puede pedir?

 

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