domingo, 24 de septiembre de 2023

MAS MAGIA de la NATURALEZA: La orquídea de enero, la flor murciélago.

 


Las orquídeas son una de las plantas más fascinantes del mundo botánico. Y, entre todas sus múltiples variedades (recordemos que son una de las familias vegetales más grandes que existen), destaca una auténtica rareza que recibe una multitud de nombres precisamente por ese aspecto peculiar. Flor murciélago, bigotes de gato o la flor del diablo son los apodos comunes de una orquídea singular: la Tacca Chantrieri Green Mystery. Una planta de tallos cortos que nacen de un rizoma grueso y carnoso. Su origen exótico (es una planta nativa de Bangladesh, India, sur de China y sudeste de Asia, incluyendo Tailandia) es probablemente el responsable de su peculiar fisionomía.




En un solo vistazo, nada tiene que ver con un orquídea «al uso». Y para ello, no hay más que echarle un vistazo a sus hojas: son simples, erectas y su unión al tallo es leve (a diferencia de otras orquídeas, como la Phalaenopsis). Suelen medir entre 10 y 30 centímetros y la hoja tiene forma elíptica con un característico color verde oscuro brillante por un lado y más pálida por el reverso. Su fruto, en forma de baya, tiene un tono púrpura y es carnosa, de unos 4 por algo más de un centímetro. A diferencia de otras orquídeas, es dada a tirar semillas.



La orquídea murciélago es una orquídea para no tener prisa. Es decir: tendremos que esperar para verla germinar entre uno y nueve meses, por lo que no es una planta idónea para impacientes. Eso sí: una vez que han germinado, es importante trasplantarlas a macetas con un buen compuesto (mejor turba o sustituto de turba con un 10% de arena). Empezaremos con macetas de 8 centímetros de diámetro para ir trasplantándola sucesivamente en macetas de 12 y, cuando sea un planta adulta, de 20 centímetros.



Además, es importante saber que se trata de una orquídea típica de invernaderos o patios sombreados (es amante de la luz tamizada) y, al igual que el resto de orquídeas, necesita humedad ambiental y sustrato fértil (húmedo y rico en materia orgánica). La temperatura y el riego son otros dos aspectos fundamentales para esta planta: durante los meses de invierno, es recomendable regarla poco y tenerla a una temperatura de entre 15 y 18 grados (no puede estar por debajo de los 14-15 grados, el frío no es amigo para ellas y no solo no permitirá la floración sino que además debilitará la planta). Y, durante los meses de calor, incrementaremos el riego y no solo tendremos cuidado con la temperatura (entre 25 y 30 grados) sino también con la luz solar. Es importante protegerla en una sombra si el sol es fuerte e, incluso, regarla rociándola de agua para evitar que se deshidrate cuando las temperaturas sean muy altas.

 

 

 

 

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