sábado, 27 de julio de 2024

¿Qué es un ASCETA en religión y en filosofía? Además, su historia y representantes. Exquisita lectura de fin de semana-

 

¿Qué es el ascetismo? “El saber nos hará libres”






El ascetismo es toda práctica por la que el individuo se priva a sí mismo, de manera deliberada, voluntaria y programática, de algo que considera deseable. También son prácticas ascetas aquellas en las que el individuo se pone a sí mismo en una situación que evitaría normalmente y que lo pone frente a algo que no considera deseable.

El ascetismo es un estilo de vida que persigue la purificación del espíritu a través de la privación de los placeres materiales. Las tradiciones religiosas o filosóficas que abrazan la abstinencia, la soledad, la reclusión, la pobreza y el ayuno, entre otras formas de privación material, son consideradas ascéticas. En muchos casos, el ascetismo es una práctica que conduce a la iluminación espiritual o mística.




El ascetismo forma parte de tradiciones culturales muy diferentes entre sí, como el cristianismo, el budismo, el islam, el judaísmo, el estoicismo  y las sectas de carácter pitagórico. En general, todas estas tradiciones entienden la iluminación como un proceso que se aleja de los placeres mundanos y de la vida terrenal. A quienes lo practican se les conoce como ascetas o anacoretas.

Etimología e historia del ascetismo

La palabra “ascetismo” tiene su origen en el griego áskesis (σκησις), cuya traducción literal es “ejercicio” o “entrenamiento”. En la Antigüedad clásica, se hablaba de askesis para referir a la doctrina de ejercicios atléticos y militares que tenían como fin conducir hacia la virtud a quienes los practicaban.




El ascetismo como práctica filosófica se remonta hasta los presocráticos, de quienes los estoicos y los cínicos heredaron sus costumbres. En este sentido, las escuelas estoicas romanas funcionaron como puente entre la filosofía antigua y la patrística medieval.

Las prácticas de renuncia y purificación antiguas son un antecedente del ascetismo y monasticismo cristiano. Distintas órdenes cristianas buscaron una mayor cercanía con Dios a partir de la renuncia. Como tales, eran comunes los votos de castidad y pobreza, las reclusiones voluntarias en monasterios, e incluso el abandono de la vida urbana.



Un ejemplo del ascetismo cristiano fueron los “padres del desierto” o “padres del yermo” del siglo VI, quienes abandonaron las ciudades romanas para internarse en soledad en los desiertos de Siria y Egipto. Casos similares aparecen en la iglesia ortodoxa y en la posterior iglesia católica, en las que era frecuente el castigo del cuerpo o la renuncia a los placeres.

Una de las escuelas ascetas más conocidas fue la escuela española, que duró desde la Baja Edad Media hasta el siglo XVII, y que tuvo múltiples corrientes herederas y vertientes: la jesuita, la carmelita, la franciscana, la agustina, la dominica, etcétera. El propio San Juan de la Cruz (1542-1591) escribió: “Hay que perder el gusto por el apetito de las cosas”.

Entrada la modernidad y en el paso al mundo contemporáneo, el ascetismo tomó otras formas y representantes. El más conocido es, probablemente, Friedrich Nietzsche, quien, en su desprecio a las prácticas filosófico-culturales de la época, abogaba por una renuncia a lo establecido por la normatividad. Esto se refleja en una de sus obras más famosas, Así habló Zarathustra.

Moderación y prácticas ascetas

Los estoicos escribieron que era necesario, de un modo ético y vital, evitar los excesos, la glotonería, el desenfreno sexual y el deseo de riquezas. Estas prácticas, sin embargo, pueden considerarse no como una forma de ascetismo sino como una forma de moderación. La moderación fue uno de los dispositivos éticos por excelencia de la cultura grecorromana.

Entrada la modernidad y en el paso al mundo contemporáneo, el ascetismo tomó otras formas y representantes. El más conocido es, probablemente, Friedrich Nietzsche, quien, en su desprecio a las prácticas filosófico-culturales de la época, abogaba por una renuncia a lo establecido por la normatividad. Esto se refleja en una de sus obras más famosas, Así habló Zarathustra.

Moderación y prácticas ascetas

Los estoicos escribieron que era necesario, de un modo ético y vital, evitar los excesos, la glotonería, el desenfreno sexual y el deseo de riquezas. Estas prácticas, sin embargo, pueden considerarse no como una forma de ascetismo sino como una forma de moderación. La moderación fue uno de los dispositivos éticos por excelencia de la cultura grecorromana.




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