¿Qué es el ascetismo? “El saber nos hará
libres”
El ascetismo es toda práctica por la que el individuo se priva a sí
mismo, de manera deliberada, voluntaria y programática, de algo que considera
deseable. También son prácticas ascetas aquellas en las que el
individuo se pone a sí mismo en una situación que evitaría normalmente y
que lo pone frente a algo que no considera deseable.
El ascetismo es un estilo de vida que persigue la purificación
del espíritu a través de la privación de los placeres materiales. Las
tradiciones religiosas o filosóficas que abrazan la abstinencia, la soledad, la
reclusión, la pobreza y el ayuno, entre otras formas de
privación material, son consideradas ascéticas. En muchos casos, el ascetismo
es una práctica que conduce a la iluminación espiritual o mística.
El ascetismo forma parte de tradiciones culturales muy
diferentes entre sí, como el cristianismo,
el budismo,
el islam,
el judaísmo,
el estoicismo y
las sectas de carácter pitagórico. En general, todas estas tradiciones
entienden la iluminación como un proceso que se aleja de los placeres mundanos
y de la vida terrenal. A quienes lo practican se les conoce como ascetas o
anacoretas.
Etimología e historia del ascetismo
La palabra “ascetismo” tiene su origen
en el griego áskesis (ἄσκησις), cuya traducción literal es “ejercicio”
o “entrenamiento”. En la Antigüedad clásica, se hablaba de askesis para
referir a la doctrina de ejercicios atléticos y militares que tenían como fin
conducir hacia la virtud a quienes los practicaban.
El ascetismo como práctica filosófica se remonta hasta los
presocráticos, de quienes los estoicos y los cínicos heredaron sus costumbres.
En este sentido, las escuelas estoicas romanas funcionaron como puente entre la
filosofía antigua y la patrística medieval.
Las prácticas de renuncia y purificación antiguas son un antecedente del
ascetismo y monasticismo cristiano. Distintas órdenes cristianas
buscaron una mayor cercanía con Dios a partir de la renuncia. Como tales,
eran comunes los votos de castidad y pobreza, las reclusiones voluntarias en
monasterios, e incluso el abandono de la vida urbana.
Un ejemplo del ascetismo cristiano
fueron los “padres del desierto” o “padres del yermo” del siglo VI, quienes abandonaron las ciudades romanas para
internarse en soledad en los desiertos de Siria y Egipto. Casos similares
aparecen en la iglesia ortodoxa y en la posterior iglesia católica, en las que
era frecuente el castigo del cuerpo o la renuncia a los placeres.
Una de las escuelas ascetas más conocidas fue la escuela española, que
duró desde la Baja Edad Media hasta el siglo XVII, y que tuvo múltiples corrientes
herederas y vertientes: la jesuita, la carmelita, la franciscana, la agustina,
la dominica, etcétera. El propio San Juan de la Cruz (1542-1591) escribió: “Hay
que perder el gusto por el apetito de las cosas”.
Entrada la modernidad y en el paso al mundo contemporáneo, el ascetismo
tomó otras formas y representantes. El más conocido es, probablemente,
Friedrich Nietzsche, quien, en su desprecio a las prácticas
filosófico-culturales de la época, abogaba por una renuncia a lo
establecido por la normatividad. Esto se refleja en una de sus obras más
famosas, Así habló Zarathustra.
Moderación y prácticas ascetas
Los estoicos escribieron que era necesario, de un modo ético y vital,
evitar los excesos, la glotonería, el desenfreno sexual y el deseo de riquezas.
Estas prácticas, sin embargo, pueden considerarse no como una forma de
ascetismo sino como una forma de moderación. La moderación fue uno de
los dispositivos éticos por excelencia de la cultura grecorromana.
Entrada la modernidad y en el paso al mundo contemporáneo, el ascetismo
tomó otras formas y representantes. El más conocido es, probablemente,
Friedrich Nietzsche, quien, en su desprecio a las prácticas filosófico-culturales
de la época, abogaba por una renuncia a lo establecido por la
normatividad. Esto se refleja en una de sus obras más famosas, Así
habló Zarathustra.
Moderación y prácticas ascetas
Los estoicos escribieron que era necesario, de un modo ético y vital,
evitar los excesos, la glotonería, el desenfreno sexual y el deseo de riquezas.
Estas prácticas, sin embargo, pueden considerarse no como una forma de
ascetismo sino como una forma de moderación. La moderación fue uno de
los dispositivos éticos por excelencia de la cultura grecorromana.
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