Investigaciones determinan la influencia de una
gran falla existente en la corteza de Brasil sobre la formación de las cuencas
sedimentarias del Paraná y del Parnaíba.
El lineamiento transbrasiliano, una inmensa cicatriz en la corteza
terrestre que cruza Brasil, tuvo su influjo en la formación de las cuencas
sedimentarias de los ríos Paraná y Parnaíba. Si bien esta hipótesis se venía
discutiendo hace 40 años, desde el descubrimiento de esa estructura geológica,
recién ahora un grupo de investigadores de las universidades de Brasilia (UnB),
Federal de Rio Grande do Norte (UFRN) y de Campinas (Unicamp) ha logrado
avanzar en la comprensión del rol que desempeñó el lineamiento en la formación
de esas cuencas. Los geólogos produjeron un retrato más preciso del subsuelo de
las áreas por donde pasa dicho lineamiento, que se encuentra casi totalmente
cubierto por sedimentos.
Las mediciones realizadas en la corteza y en el manto (la capa
geológica situada por debajo de la corteza) muestran que la rotura del
lineamento formó los primeros depocentros, puntos de acumulación de sedimentos
que culminan en la formación de las cuencas. “Muchos otros locales en el mundo
poseen cuencas cuyos depocentros fueron relacionados con la reactivación de
fallas geológicas”, explica Julia Curto, investigadora de la UnB y primera
autora de un artículo publicado en agosto en Tectonophysics. Sin
embargo, no siempre los lineamientos dan inicio a una deposición de sedimentos.
Es necesario que las fallas se reactiven –se muevan– de tiempo en tiempo,
“creando espacios que acomoden esos sedimentos”, dice.
Los nuevos análisis también generaron un retrato más preciso del
relieve del basamento de las cuencas del Paraná y del Parnaíba. El basamento es
la capa más profunda y antigua, compuesta por rocas más densas. Sobre ellas se
depositan los sedimentos resultantes del proceso de erosión, que forman las
cuencas sedimentarias.
Para obtener ese retrato de lo que se encuentra por debajo de la
cuenca, los geofísicos cruzaron datos magnéticos y de gravimetría. Los mismos
se obtienen con aparatos embarcados en aviones que sobrevuelan el área de
estudio y detectan pequeños cambios en los campos gravitacional y magnético de
la Tierra. Esos dos campos varían de acuerdo con la densidad de las rocas y sus
propiedades magnéticas. Los aparatos miden los contrastes entre las rocas más y
menos densas y con mayor o menor intensidad de magnetización para conformar
mapas detallados del subsuelo.
Fue la primera vez que ambos métodos se utilizaron simultáneamente
para estudiar el lineamento. “Lo que había era una estimación de gravimetría
únicamente, que puede derivar en grandes imprecisiones”, dice Reinhardt Fuck,
investigador de la UnB. Algunos de los estudios que los investigadores
utilizaron vienen de los años 1970, cuando formaron parte del proyecto Radan
Brasil, en cuyo marco se mapeó por primera vez el subsuelo brasileño. Fue al
compilar los datos de esos vuelos cuando el geólogo Carlos Schobbenhaus, en ese
entonces en el Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM), descubrió el
lineamiento.
Los datos más recientes se obtuvieron durante sobrevuelos
realizados por la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles
(ANP). “Luego de un largo tiempo, durante el cual sólo se exploró petróleo en
el mar prácticamente, Brasil empieza a mirar hacia el continente”, dice Hilário
Bezerra, docente de la UFRN y uno de los autores del estudio. Las
investigaciones del grupo forman parte de un proyecto financiado por Petrobras
que culmina en 2015.
Fuente, Artículo científico: CURTO, J. B. et al. Crustal framework of
the northwest Paraná Basin, Brazil: Insights from joint modeling of magnetic
and gravity data.
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