Algunos vertederos de China, India, Corea,
Brasil, EE. UU. México, etc. se han convertido en las estructuras más grandes
creadas por el ser humano. Cada uno de ellos recibe en un día normal diez mil
toneladas de desperdicios. A este paso, ¿nuestros nietos heredarán la Tierra o
lo harán las cucarachas?
El
gobierno de Nepal quiere obligar a cada escalador que suba al Everest
–convertido en un estercolero por aquellos que pueden pagar los 47.000 euros
que cuesta ascenderlo– a recoger 8 kilos de basura. El Danubio está perdiendo
el legendario azul del vals de Johann Strauss por culpa de las basuras que
arrastra: cada día envía 4 toneladas de residuos industriales al mar Negro, y
los científicos han constatado que sus aguas ya presentan una mayor
concentración de partículas de plástico que
de larvas de peces.
La basura es un
fenómeno urbano. Y el mundo se encamina hacia un futuro de megaciudades
El
estudio del Banco Mundial What a waste ('Qué desperdicio')
alerta de que los residuos sólidos se duplicarán en el año 2025, pasando de 3,5
millones de toneladas por día en 2010 a más de 6 millones. Si se pusieran en
fila los camiones que harán falta diariamente para transportar toda esa basura
a los vertederos, la cola alcanzaría los 5000 kilómetros que separan Madrid de
Damasco, en Siria.
La basura es un fenómeno urbano. Los
habitantes de las ciudades producen cuatro veces más desperdicios que los del
campo. Y el mundo se encamina hacia un futuro de megaciudades. En 1900, la
población urbana era de 220 millones de habitantes (el 13 por ciento del
total). Generaban 300.000 toneladas diarias de residuos, que entonces eran
sobre todo restos de comida, cenizas de carbón y muebles viejos. En el año
2000, la mitad de la población mundial residía en ciudades: 2900 millones de
personas. Y la producción de residuos se había multiplicado por diez. En la
actualidad, un estadounidense tira a la basura el equivalente a su peso
corporal cada mes.
El agua potable y los suelos fértiles escasean
Los
mares sufren sobrepesca. El nivel del mar sube. Las reservas de materias primas
se reducen. La atmósfera se calienta. ¿Generamos
residuos a un ritmo mayor del que la Tierra puede absorber? Es una pregunta que
trae de cabeza a los científicos. El asunto es tan serio que incluso se ha
creado una disciplina académica denominada garbology, que podría traducirse
como 'basurología' o 'residuística'. Los 'basurólogos' aplican un concepto
llamado 'pico de residuos', que puede definirse como el punto máximo que
alcanzará la producción mundial de basuras. Una vez alcanzado ese techo, la
cantidad de residuos se estabilizaría y (toquemos madera) comenzaría a bajar
paulatinamente. Resultará crucial emprender el descenso hacia niveles más
soportables. Pero las noticias no son alentadoras.
Según
un reciente artículo publicado por la revista Nature, realizado
por los profesores Daniel Hoornweg y Chris Kennedy, de las universidades de
Ontario y Toronto, y la consultora del Banco Mundial Perinaz Bhada-Tata,
estamos muy lejos de haber alcanzado el pico de residuos. Y si persisten las
actuales tendencias socioeconómicas, el pico no se alcanzará durante este
siglo.
En 2100, la generación de residuos
sólidos en todo el mundo triplicará las cifras actuales, superando los 11
millones de toneladas diarias. No obstante, los países de la OCDE tocarán techo
antes, hacia 2050, por el descenso de la población y por un cambio de
mentalidad enfocado hacia un consumo más racional y una mayor concienciación a
la hora de reciclar, además de por los avances en el tratamiento de las
basuras. Los países del área Asia-Pacífico lo alcanzarán en 2075. Y mucho más
tarde los del África subsahariana, cuyos basureros son el destino de buena
parte de los desperdicios de los países occidentales, sobre todo los tóxicos y
peligrosos.
En los océanos
acaban 10 millones de toneladas de plásticos cada año. No todos se ven. El 70
por ciento se hunde
Pero
donde la humanidad se juega su futuro medioambiental es en los mayores
'vertederos' que existen: los mares y océanos. Ahí acaban cada año diez millones de toneladas de
plásticos, botellas, bidones, envases de poliestireno, espumas de
poliuretano... Y estos no se degradan como los materiales naturales, sino que
se van descomponiendo muy lentamente en partículas cada vez más pequeñas. Según
la organización medioambiental Greenpeace, una botella de plástico de un litro
puede romperse en suficientes fragmentos como para repartir uno por cada
kilómetro de playa del mundo. Ya hay zonas donde existen 6 kilos de plásticos
por cada kilo de plancton. Se estima que más de un millón de aves marinas y
unos cien mil mamíferos marinos y tortugas mueren cada año por ingestión de
plásticos o por estrangulamiento. Y, además, existen otros dos problemas: los
plásticos pueden actuar como una especie de esponjas químicas que concentra los
contaminantes más tóxicos y persistentes... y no todos flotan; el 70 por ciento
acaban en el fondo del océano. En el mar del Norte, científicos holandeses han
detectado alrededor de 110 piezas de basura por cada kilómetro cuadrado de
fondo marino; en total, unas 600.000 toneladas.
Las cifras que manchan
600 k
Residuos sólidos
España produce unos 600 kilos de
residuos sólidos por habitante y año, en torno a 50 kilos más que la media de
la Unión Europea. De los 24 millones de toneladas de desperdicios generados en
los hogares españoles en 2010, el 20 por ciento había sido separado
selectivamente para su reciclaje.
137 k
Papel
Cada español utiliza 137 kilos de papel
al año de media, de los que 99 kilos se recuperan para su reciclaje. Se
reciclan unos cinco millones de toneladas de papel anuales, una cantidad que
equivale a unos 45 estadios de fútbol llenos de papel usado. Se estima que un
papel de calidad, como el que se usa en los libros, se puede reciclar hasta
siete veces.
2 M/t
Incineración
En 2008 se incineraron en España dos
millones de toneladas de residuos sólidos urbanos en diez instalaciones. Es el
tercer tratamiento más utilizado, después del vertedero y del compostaje. Las
incineradoras generan enormes cantidades de escorias y cenizas volantes (al
menos el 22 por ciento en peso de los residuos quemados).
49 M/t
Equipos
electrónicos
En 2012 se produjeron 49 millones de
toneladas de basura electrónica en el mundo, equivalente a 7 kilos por cada
habitante del planeta. Y en 2017 la cifra habría aumentado ya un 33 por ciento.
China y los Estados Unidos son los países que más equipos electrónicos
desechan. Los estadounidenses generan 30 kilos de basura electrónica por
persona y año; España, 18 kilos.
4500
Pañales
Cada bebé usará unos 4500 pañales
desechables en su infancia. Pero la presunta biodegradabilidad de los pañales
desechables es un mito. Se estima que tardan en degradarse entre dos y cinco
siglos. Se necesita un vaso de petróleo para el plástico y cinco árboles para
obtener la pulpa con la que rellenarlos. En España se usan unos 1600 millones
de pañales al año.
6 propuestas
para ensuciar menos
Más tecnología en el cubo de la basura
Los cubos de basura del futuro
dispondrán de sensores para medir su nivel de llenado y estarán monitorizados
por las empresas de recogida de residuos en tiempo real, lo que redundará en
una mejora a la hora de organizar las rutas.
Menos plástico
Unos 150 millones de toneladas de
plástico se tiran tras un solo uso. Utilizar carro de la compra, cesta o bolsas
reutilizables es una cuestión moral más que económica. Desde que los
hipermercados cobran por las bolsas, su producción ha caído un 80 por ciento.
El objetivo sigue siendo erradicarlas por completo.
No desperdiciar comida
Un tercio de los alimentos que se
producen en el mundo se desperdician. Un estudio de la UNED estima que el 60
por ciento de lo que se tira a la basura es comida, muchas veces en buen
estado. Cada europeo desecha cada año unos 180 kilos de alimentos perfectamente
comestibles.
Priorizar los envases familiares
Los productos en tamaño familiar
generan menos residuos de envolturas. Comprar a granel y evitar las
contaminantes bandejas de corcho blanco son buenos consejos, así como no
consumir alimentos que vienen en bolsitas individuales dentro de un envase más
grande.
Arreglar los aparatos
Móviles, baterías y electrodomésticos
están fabricados para que dejen de funcionar correctamente pasado un tiempo. Es
la conocida 'obsolescencia programada'. Lo sensato es elegir aquellos que
garantizan una mayor longevidad y arreglar los que se rompen, aunque a veces no
salga rentable.
Recuperar los envases retornables
Muchos lectores recordarán que de niños
iban a la tienda a devolver las botellas de vidrio a cambio de unos céntimos.
Esa práctica se abandonó en España en los años ochenta, pero está volviendo con
éxito en Alemania, Australia, los países escandinavos y algunas ciudades de los
Estados Unidos, como Nueva York.
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