El Magazin de Merlo
SOCIEDAD Y CULTURA - BUENOS AIRES - ARGENTINA *Editor responsable: Miguel Angel Figueiras Gimenez.
SOCIEDAD Y CULTURA
sábado, 20 de diciembre de 2025
EXISTE un CUENTO clásico de NAVIDAD y está inspirado en un cuento infantil con una importante lección. Muchos se sienten identificados con él.
La Navidad tiene muchos personajes,
dependiendo del lugar del mundo, de los que Papá Noel o Santa Claus es el más
conocido. Pero, también hay una criatura verde que cada año nos roba el
corazón: el Grinch. Este particular personaje verde, nos ha llegado a través de
su versión cinematográfica. Pero... ¿cuál es la original historia de este monstruo
anti-navidad?
La película está basada en el cuento "Cómo
el Grinch robó la Navidad" que nació en 1957 de la pluma del escritor y
caricaturista estadounidense Theodor Seuss Geisel, más conocido como Dr. Seuss. El autor se propuso
a hacer una crítica al consumo navideño, que ya desde esa época caracterizaba
al festejo de diciembre.
La historia del Grinch trata de una criatura que
odiaba la Navidad. El personaje, verde y peludo, vivía en una cueva
en la cima de una montaña, alejado de Villaquién y, especialmente, de los
ruidosos preparativos navideños que le causaban gran antipatía.
El Grinch, que detestaba la compañía humana y sus alegres celebraciones,
solo compartía su hogar con su perro Max. Durante las celebraciones
navideñas se molestaba más de lo habitual, sentía gran envidia de que los
habitantes de la villa pudieran estar tan felices durante esas fechas.
Por esto, el Grinch planeó bajar al pueblo y robar los regalos para
arruinarles la Navidad a todos, pero no contó con la curiosidad de Cindy Lou,
una pequeña de la villa que decidió ayudarlo porque descubrió que de niño
fue blanco de burlas por su aspecto.
Sintiendo pena del Grinch, y sabiendo que
ella era la única que entendía su problema, Cindy Lou lo invita a una fiesta en
el pueblo, pero
el alcalde, quien de pequeño era quien siempre se burlaba de él, volvió a
ridiculizarlo frente a todos.
riste y avergonzado, el personaje verde no dudó
en continuar con su plan: robarse la Navidad. Para ello, el Grinch se puso el traje rojo de Papá
Noel, vistió a su perro de reno con una gran nariz colorada y se
montó a un trineo para visitar los hogares del pueblo y llevarse los
regalos y adornos del arbolito.
Sin embargo, el Grinch ?descubrió que, a
pesar de haber conseguido robar todos los regalos y adornos de Villaquien, la
alegría navideña llegó igualmente. Entonces, se dio cuenta de
que la Navidad es mucho más que cosas materiales. Su corazón se hizo tres veces
más grande, devolvió todo lo que se había robado, y fue recibido afectuosamente
en el pueblo.
Más allá de las diversas adaptaciones de este clásico navideño, lo importante es que el mensaje que trasciende de "el
Grinch" es de unión y amor, sacando del centro los obsequios
que muchas veces se roban el protagonismo en épocas donde el consumismo amenaza
con reemplazar los afectos.
viernes, 19 de diciembre de 2025
El ritual de la NAVIDAD se celebre desde el año 1582 aproximadamente-
**La mayoría de las imágenes de grupos familiares
son de familias argentinas celebrando.
La Navidad, una de las festividades más importante
del cristianismo, conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret. Si bien en la
Iglesia católica, en la anglicana y en otras protestantes, así como en la
Iglesia ortodoxa rumana, se celebra el 25 de diciembre, la festividad tiene
lugar el 7 de enero en otras iglesias ortodoxas que no aceptaron la reforma al
calendario juliano, reemplazado por el papa Gregorio XIII en 1582.
La navidad como una de las bellas tradiciones
Si nadie se preocupó demasiado por
corregir ciertas contradicciones de la festividad navideña en Latinoamérica, es
seguramente porque los símbolos del homenaje brotaron casi a la par del
Cristianismo, se pierden en la inmensidad de los tiempos. Esa es la causa que
volvió admisible al abrigado Papá Noel, en su trineo y al vertiginoso consumo
de frutas secas en regiones en donde la Navidad, por celebrarse en verano, no
es una fiesta recoleta, que obligue al encierro en torno a leños ardientes y a
la ingestión de alimentos archicalóricos. La fe, la esperanza que entraña el
nacimiento de Cristo y la tradición han preservado ecuménicamente la
uniformidad de los símbolos, tal vez como un paralelo emblema de
confraternidad. Sobre datos obtenidos en fuentes de la Unesco, a continuación se
vierten algunas referencias poco conocidas sobre el origen de esas costumbres,
de común geográficamente remotas, a veces emparentadas con la mitología y
ciertos ritos paganos, decantados y espiritualizados por la Iglesia.
Fue el Papa Julio I quien escogió,
hace alrededor de 1600 años, el día 25 de diciembre para celebrar el nacimiento
de Cristo. Jesucristo nació en el año 748 a contar desde la fundación de Roma,
por entonces bajo el imperio de Augusto.
En
tiempos del nacimiento de Jesús, y aún antes y después, Roma festejaba en
diciembre –del 17 al 24- las llamadas Saturnales, una especie de carnaval en
memoria de Saturno. Las guerras se detenían durante ese lapso, estaba prohibido
trabajar e infligir castigos.
También
durante diciembre los judíos celebraban la Fiesta de las Luces, y los teutones
y escandinavos el solsticio de invierno. La religión mazdea de Persia rendía
homenaje al “natalicio de invicto Sol” y la diosa Mitra, que cumplía años el
día 25.
La
península ibérica fue la primera región europea en festejar públicamente la
Navidad, gracias a la acción evangelizadora del apóstol Santiago el Mayor,
muerto el año 44. España fue el primero de los países de Europa rescatados del
paganismo.
Noruega
fue el último de los países europeos en celebrar la Navidad. La fiesta fue
introducida por el rey Haakon el Bueno en el siglo X.
El
pesebre, como símbolo cristiano, fue concebido por San Francisco de Asís. Por
primera vez lo armó en un establo, con animales vivos, en la aldea de Greccio,
vecina a Asís, en Italia. Se supone que el hecho ocurrió hacia el 1200.
En
varias ciudades de Alemania y Estados Unidos se realizan actualmente concursos
comunales de pesebres, costumbre extendida también a Brasil, en donde se los
llama lapinhas.
Durante
la Navidad, cientos de ciudades latinoamericanas organizan procesiones. La de
Lima es, por tradición, la más espectacular; habitualmente coincide con la más
importante corrida de toros del año.
Las
procesiones navideñas de Querétaro y Celaya, en México, se caracterizan por sus
desfiles de carrozas representando escenas bíblicas: la historia de Adán y Eva,
Moisés dividiendo las aguas del Mar Rojo, la Anunciación.
En
los países centroamericanos, el homenaje a la Navidad empieza el 16 de
diciembre: grupos de cantores recorren aldeas y ciudades remedando los
esfuerzos de los progenitores de Jesús por hallar albergue de Belén. Cantan
esta letanía: “Por favor, dennos albergue; mi esposa está cansada y ya no puede
andar más”. Desde los balcones se les responde: “¡Marchaos! Podéis ser
ladrones, no nos podemos confiar”.
Según
la creencia religiosa, el primer villancico (y por lo tanto el más antiguo) fue
transmitido por los ángeles a los pastores de Belén. Es éste: “Gloria a Dios en
las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.
En
Chile, la Virgen del Rosario de Andacollo preside una de las principales
procesiones de la Navidad. La imagen fue descubierta por un indígena leñador,
Collo, quien tuvo cierto día -dice la leyenda- una visión celestial. “Anda,
Collo, a la colina –le ordenó la visión-. Allí te espera la felicidad”.
Encontró la estatua, tallada en madera, de un metro de alto.
La
costumbre norteamericana de adornar las casas con siemprevivas y guirnaldas de
acebo proviene de los antiguos sajones: el muérdago ha sido heredado de los
celtas.
En
épocas ya remotas, la Iglesia intentó desarraigar estos símbolos vegetales,
pero vanamente. Así, el acebo pasó a representar la corona de espinas de Cristo
(cuyos frutos, quiere la leyenda, eran blancos hasta que se embebieron de
sangre) y las siemprevivas se identificaron con la eterna esperanza cristiana.
El muérdago celta era demasiado pagano, de modo que, como emblema, apenas
alcanzó las puertas de las casas, en donde todavía constituye un relegado
adorno.
Muchos
estudiosos de las costumbres religiosas niegan que haya sido San Bonifacio,
como se creía, quien institucionalizó al arbolito de Navidad. Antes de
convertir a los alemanes al cristianismo (siglo VIII), el santo destruyó la
encina sagrada de Geismar, en Hesse, reemplazándola por siemprevivas, símbolo
del nuevo culto.
Fue
en Alemania, en el siglo XVI, donde se aderezó el árbol de Navidad tal como se
lo conoce hoy. Y soldados alemanes que pelearon en la Guerra de Secesión lo
introdujeron en los Estados Unidos. Aun así, Virgilio cuenta en Las geórgicas que los romanos colgaban
máscaras de Baco en los pinos, una manera de augurar fertilidad.
Se
supone que Papá Noel o Santa Claus (o Julenissen, en Dinamarca y Noruega; o
Tomte, en Suecia) son “descendientes” de Votan, un dios nórdico que durante el
crudo invierno cabalgaba un mágico caballo de ocho patas, distribuyendo
alimentos a los más necesitados, y un poco de tibieza (y por eso descendía por
las chimeneas).
Un
obispo de Europa central, ahora San Nicolás, que vivió en el siglo IV,
transformó en realidad las especies mitológicas: famoso por sus limosnas y su
amor por los niños, a su muerte se convirtió en patrono de una decena de
ciudades europeas y también de la isla de Manhattan, en Nueva York. Su imagen
aparecía en el mascarón de proa del primer navío holandés que arribó a esas
costas.
En
Nueva Ámsterdam (primitivo nombre de Nueva York), San Nicolás pasó a llamarse
Santa Claus y dejó de ser un viejecito ascético para convertirse en un
rubicundo fumador de pipas, tripulante de un trineo henchido de juguetes y
empujado por ocho renos. Nadie sabe por qué en los Estados Unidos Santa Claus
coloca sus regalos en una media y no sobre los zapatos.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
COMIDAS que SOLO los POBRES CONSUMÍAN, hoy se sirven en restaurantes de lujo y por mucho dinero.
**¿Qué paso
con la vergüenza de comer lo que los pobres solo tenían acceso por su muy humilde
condición?
El origen
de algunas recetas que aparecieron en diferentes países del mundo
gracias al ingenio de la gente común puede ser muy diferente
al que estamos acostumbrados a imaginar. Los pobres tenían que
cocinar su comida de las
sobras de los señores, pero a veces lograban elaborar platos bastante
decentes, cuyas recetas han sobrevivido hasta nuestros días.
Nada humano
es ajeno a las personas ricas, y Genial.guru confirmó
esta hipótesis utilizando el método gastronómico. Te presentamos una
lista de platos que una gran cantidad de restaurantes del mundo
intentan incluir en su menú, a pesar de que antes nadie
quería ni mirar esa comida.
Aceite
de oliva, tomates, hierbas y tortilla gruesa: esta
es la sencilla receta de la pizza italiana
antigua. Puchero, guisos de todo tipo, empanadas, carne asada, tallarines
amasados en casa, etc. La pizza era el plato principal
de los italianos pobres y, por supuesto, no se hablaba
de ninguna clase de sofisticación.
El cambio del estatus social de la pizza
se le debe a Margarita de Saboya, la segunda reina de Italia.
Una vez, la dama real decidió probar algo simple, y el cocinero
le preparó una pizza cuyo color se parecía a la bandera
italiana. La reina apreció el plato de los pobres, y la pizza Margarita,
que lleva su nombre, se convirtió en el sello distintivo
de Italia.
En algunos restaurantes del mundo, no todos pueden
permitirse pagar una pizza. Los fanáticos del libro Comer,
rezar, amar, de Elizabeth Gilbert, pueden probar el plato
favorito del personaje principal en el restaurante L’antica Pizzeria Da Michele en Nápoles.
Esta es una sucursal del famoso restaurante inglés, que es conocido
por su menú costoso y sofisticado. El restaurante Proper Pizza NZ en Nueva Zelanda
prepara pizza con ingredientes inusuales, como las trufas negras. Una lujosa
pizza se puede probar en el corazón de Brasil,
entre las delicias del restaurante A Pizza da Mooca: delicioso, hermoso
y caro.
Quien
no se arriesga, no come pez globo. Este pez del tamaño
de una palma es una verdadera leyenda de la cocina japonesa.
Los gourmets lo aman por la oportunidad de hacerse cosquillas
en los nervios, porque todo el cuerpo del pez globo está saturado de tetrodotoxina,
en comparación con la cual el cianuro de potasio
es un medicamento inofensivo para el resfriado.
Los antiguos japoneses conocían un secreto especial
de la preparación del pez globo: comían el peligroso pescado mucho antes de que
apareciera en los restaurantes. El pez asesino estaba disponible para
cualquiera, con la excepción del emperador: tenía prohibido correr riesgos.
El rape no es un pez
exactamente atractivo. Pero, como dicen, las apariencias engañan, porque tiene
un sabor incomparable y se ha convertido desde hace mucho
tiempo en un favorito entre los gourmets y los mejores chefs del
mundo.
Sin embargo, este pez ha recorrido un largo camino antes
de convertirse en un habitual en los restaurantes más
modernos del planeta. Hubo una época en la que el rape era
llamado despectivamente “la langosta de los pobres”, y después
incluso quisieron prohibirlo en Francia. Pero cambiaron de opinión
y ahora lo sirven como un plato gourmet caro.
Nutricionistas
y blogueros de Instagram han abierto el mundo
de la quinoa de una nueva manera. Los partidarios
de un estilo de vida saludable promocionan activamente
el beneficioso producto en sus páginas de las redes sociales.
Y ahora, gracias a la publicidad, la quinoa cuesta desde
8 USD por paquete.
Hoy en día, este pseudo-grano es un invitado
frecuente en las mesas, pero hace unos 15 años nadie quería
ni mirarlo: este cereal se consideraba alimento exclusivamente
de los pobres.
El sushi recibió
el título de un plato gourmet y un lugar
en el menú de los mejores
restaurantes del mundo no hace mucho tiempo. Era consumido
por los pescadores japoneses pobres, sin selfies para Instagram, por supuesto.
Los precios del sushi se dispararon
a mediados del siglo XX. Dicen que esto se debe
al establecimiento de estrechos lazos entre Japón y otros países
y a la afluencia de turistas.
El plato ganó
una posición dominante en el menú italiano en el siglo XVI:
ningún banquete podría prescindir de él. Y cuando aparecieron las
fábricas de pastas, se convirtió del todo en un tesoro
nacional.
La pasta
es un invitado frecuente en el menú de los
restaurantes más caros del mundo. Por ejemplo, en la ciudad
estadounidense de Providence hay un lugar maravilloso llamado Al Forno donde la pasta,
horneada con crema, salsa de tomate y 5 quesos, te hará
gastar una considerable suma de dinero, pero dicen que vale la pena.
El restaurante inglés Padella es famoso
por su pasta hecha a mano y, por supuesto, por sus altos
precios.
Mientras terminaba este artículo, mi apetito me llamo
en serio, dan ganas de probar de todo y cuanto más, mejor. Pero,
tal vez, no me animaría a probar el pez globo. ¿Qué cosas
de la lista presentada ya probaste tú? ¿Quizás tengas una
receta familiar sencilla, que pronto podría ocupar un lugar de honor
en el Olimpo culinario? ¿La compartirías para nosotros?
















