SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 11 de mayo de 2018

La inmortal y deslumbrante belleza de la CAPILLA SIXTINA. -sepamos mas de ella-

La Capilla Sixtina se encuentra cerca de la Basílica de San Pedro, en el interior del itinerario de los Museos Vaticanos y se accede por la imponente Sala Regia. Nacida entre 1477 y 1480 gracias a la reestructuración de la antigua Capilla Magna, toma el nombre de Papa Sixto IV que comisionó las primeras obras.

Inagurada el 15 de agosto de 1483, la Capilla Sixtina además de contener obras de inestimable valor, es famosa en todo el mundo por ser la sede oficial del Cónclave, o sea, la sala en la cual los cardenales se reúnen para elegir al nuevo Papa. 
El interior de la capilla está compuesto por una nave individual con una bóveda de cañón rebajada con penachos y una luneta encima de cada una de las veinte ventanas. Una curiosidad: parece que las dimensiones de la capilla son las mismas de las del Templo de Salomón en Jerusalén según el Antiguo Testamento.

Una vez dentro, lo que más llama la atención son las maravillosas pinturas que recubren la bóveda, entre las cuales destaca en el centro "La Creación de Adán " y el inmenso "Juicio Final" que recubre la pared del altar. Pero en el interior de la capilla no sólo se encuentran las obras maestras de Miguel Ángel sino también obras de artistas del calibre de Pietro PeruginoSandro BotticelliDomenico GhirlandaioCosimo Rosselli entre otros.

En 1483, el Papa Julio II, nieto de Sixto IV, no satisfecho por el cielo estrellado que decoraba la bóveda, llama el joven Miguel Ángel. El artista, que nunca se había sentido a gusto con la pintura y que no había experimentado la técnica del fresco, al principio rechaza el cargo, recalcando que él es escultor. Al final, gana la perseverancia de Julio II y Miguel Ángel empieza a pintar la bóveda y las lunetas en la parte superior de las paredes. 

Las obras duran ¡4 largos años!, desde 1508 hasta 1512. Años durante los cuales Miguel Ángel se enfrenta a innumerables dificultades y pone seriamente en riesgo su salud. La dificultad mayor es llegar hasta el techo y, por eso, el artista llega a construirse un andamiaje de madera compuesto por diversos escalones. A causa de la pintura que gotea en los ojos mientras pinta, Miguel Ángel corre el peligro de cegarse y, a causa de la incómoda posición que es obligado a asumir con el cuello, sufre una serie de repercusiones en las cervicales.
Otros elementos empeoraban la situación, como la relación conflictiva con Julio II, hombre de carácter difícil pero de grandes habilidades de persuasión, y el hecho de tener que adelantar de su bolsillo gran parte de los gastos para los materiales.

En el Juicio Universal, Miguel Ángel, encuentra el tiempo para darse alguna que otra satisfacción con respecto a sus detractores. La figura de Minos, retratado con orejas de asno y una serpiente que le muerde los genitales, es en realidad Biagio da Cesena, maestro de cerimonias papal que tildó la Capilla Sixtina como "digna de una taberna".
Además, el artista florentino se autoretrató en la piel despellejada viva regida en mano por un San Bartolomeo con el rostro de Pietro l’Aretino, que había definido públicamente el Juicio Universal como "vulgar".

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