Argentina tiene
un problema histórico de aumentos de precios y una desvalorización de su
moneda, el peso argentino, que impacta directamente en la pérdida de poder
adquisitivo de la población. ¿Puede un Gobierno detener un fenómeno que se
remonta a más de un siglo?
La inflación es probablemente la maldición
económica histórica de Argentina que más afecta la vida de sus
ciudadanos porque los precios suben más que los sueldos y se licua año tras año
el poder de compra, empeora la calidad de vida y crece la pobreza. Se trata de
un fenómeno complejo y que no es nuevo sino más bien recurrente en la nación
del sur del continente.
Dentro
del período más reciente, en 2007 el país cruzó el umbral de los dos dígitos
anuales y no ha podido regresar. Si bien desde 2011 pasó a superar el 20%, la inflación
se disparó a cerca de 50% los últimos dos años del Gobierno de
Mauricio Macri (2015-2019).
"En los dos años previos a la pandemia, la inflación dio un salto
al rango de 40, 50% anual y este año con pandemia y todo la inflación terminará
en 35, 36%, pero para eso tuvimos que tener una caída del PBI del 10,
11%", dijo a Sputnik el economista Fausto Spotorno.
Según un informe del Observatorio de Políticas
Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), se estima que la inflación al mes de diciembre de 2020
cerró en torno al 35,5% anual, lo que implicaría una reducción de 18 puntos
comparado con 2019, mientras que el último mes del año mostró el indicador acumulado
más bajo de los últimos 29 meses.
"La
inflación bajó de manera significativa respecto al año previo, contradiciendo
las expectativas
del modelo ortodoxo: bajó incluso en un año donde se tuvo que
atender la pandemia y se recurrió a la emisión monetaria de manera acelerada
para poder solventar gastos, lo cual ocasionó a mediados de año un severo
problema con el tipo de cambio paralelo", dijo a Sputnik el economista
Francisco Cantamutto, miembro de la Sociedad de Economía Crítica.
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