La glicina es originaria de China y pertenece a la familia de las leguminosas. Sus hojas
son compuestas (tienen entre siete y trece foliolos) que pierde al llegar el
otoño. Razón por la que si la utilizas para sombrear no molestarán al bajar las
temperaturas. Entraría en el selecto club de las que dejan pasar los rayos del sol
durante el invierno.
Últimamente me ha dado por las plantas trepadoras. Por eso
esta semana quiero hablar de la glicina. La wisteria, glicina o glicinia (Wisteria sinensis) es una maravillosa enredadera capaz de cubrir cualquier
fachada que te propongas, adornándola sin escatimar recursos con sus enormes
racimos de flores colgantes. ¿Quieres saber más sobre ella?
El uso de la glicina para la formación de pasillos o túneles
florales, como en este jardín de Florencia, no es anecdótica. Esta trepadora, con su activo
desarrollo, se presta a esto y a mucho más. La wisteria es una planta
leñosa de potente crecimiento, que en ocasiones acaba incluso por alcanzar
forma de árbol. Sus posibles quince metros de altura la hacen adecuada para cubrir todo tipo de estructuras
(pérgolas, muros, fachadas…) tan solo debes facilitarle un lugar firme por
donde trepar y ella irá ascendiendo abrazándolo con sus tallos.
Además de vigorosa, esta
trepadora es resistente y longeva; con los cuidados
adecuados (buena luz y alimento) es capaz de vivir hasta los cien años.
Las flores de la glicina se abren a principios de la primavera (incluso antes de
que surja su denso follaje) saturando el ambiente con su perfume. No querrás
perderte entonces sus largos racimos colgantes. El violeta, el malva o el azul
(en algunas variedades también el blanco) serán los protagonistas de un
espectáculo que podrás admirar hasta bien entrado el mes de mayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario