Son varios los adelantos
tecnológicos aplicados en el cultivo de maní que generaron mejoras sustanciales
tanto en la productividad como en la calidad.
Desde el sector productivo se piensa que existe un
trabajo bastante grande por delante que implica difundir las bondades para la
salud humana de esta fruta seca. En el país, se consume aproximadamente
Como
parte de los avances en el cultivo, está próxima a salir al mercado una
variedad resistente a carbón de maní, enfermedad que ataca a la vaina y causa
pérdidas importantes en cantidad y calidad de cosecha.
En los 90, el control de
viruela marcó un antes y un después en el rinde a cosecha. La aparición de
fungicidas efectivos, fue un gran avance en la producción; la enfermedad está
presente y sin embargo no es un problema, teniendo lo recaudos necesarios.
El ingeniero agrónomo Guillemo Cavigliasso, gerente
de producción primaria de la firma Prodeman SA --una de las empresas líderes en
producción y exportación, con planta industrial en General Cabrera— ofreció un
panorama de estos avances alcanzados con el cultivo en la región
central del país.
Salto
genético
En los primeros años de la década de 2000, un salto
en genética importante fue la incorporación de variedades alto oleico, que
posiciona a la industria en el mundo con un producto de más vida sana y saludable
en góndola. De esta manera, el maní argentino es uno de los más demandados. En
la actualidad, el 95 por ciento de la producción nacional se compone de
variedades alto oleico. El desarrollo de esta genética, ha sido impulsado por
semilleros privados.
Siembra
directa
En labranzas, se ha cambiado de raíz el panorama
con la excelente adaptación del cultivo al sistema de producción en siembra
directa. En la actualidad, casi el 80 por ciento del maní se siembra en
directa, sin laboreos.
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