Poniendo en peligro
la biodiversidad
Menos controversial que la
cuestión de si el glifosato causa cáncer es el impacto ambiental del herbicida.
El ministerio alemán del Medio Ambiente está preocupado porque el pesticida de
amplio espectro mata las plantas indiscriminadamente, incluso aquellas que son
vitales para muchos animales. El resultado son tierras de cultivo
monótonos sin insectos ni pájaros, advierten ecologistas.
La Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA)
clasificó recientemente el glifosato como "no carcinógeno”, pero mantuvo
la clasificación como una "sustancia que causa graves daños oculares y es
tóxico para los organismos acuáticos, con efectos nocivos duraderos”.
La mortandad de
abejas podría empeorar
El hecho de que el
glifosato ataque a las abejas es alarmante, teniendo en cuenta que las
poblaciones de abejas domésticas y silvestres ya se han reducido en casi todo
el mundo. En China, los manzanos y perales han tenido que ser polinizados a
mano porque la mayoría de las abejas que hacían el trabajo ha desaparecido.
Probablemente una combinación de factores es la responsable del declive de las
abejas: la plaga del ácaro de Varroa, la falta de suministro de alimentos para
los insectos, las influencias de los pesticidas químicos y el cambio climático.
El nuevo estudio de la
Universidad de Texas, sin embargo, vincula directamente el uso de glifosato con
la disminución de las abejas. En un estudio de seguimiento, los investigadores
también encontraron que las abejas con microbioma intestinal alterado por
glifosato mueren con mucha más frecuencia cuando se exponen a un patógeno
específico, la bacteria Serratia marcescens.
Aproximadamente la mitad de
las abejas con un microbioma saludable seguían con vida ocho días después de
haber estado expuestas al patógeno. Pero solo la décima parte de las abejas
cuyo microbioma fue alterado por el glifosato sobrevivió. Por lo tanto, los
investigadores recomiendan norociar glifosato en
las plantas con flores, a fin de no poner en peligro a las abejas.
El glifosato es sospechoso
de ser cancerígeno. Ahora, investigadores de la Universidad de Texas concluyen
que el glifosato es peligroso para las abejas, según la revista
científica Proceedings of the
National Academy of Sciences (PNAS). Para su estudio, los
científicos alimentaron a las abejas con una solución de azúcar con glifosato,
en una concentración que también se produce en el medio ambiente. En otro
grupo, el de control, las abejas recibieron azúcar sin herbicida.
Después de tres días, las
abejas que recibieron el cóctel de glifosato habían perdido algunas de sus
bacterias benignas en el intestino. Por eso los investigadores concluyen
que el glifosato puede debilitar el sistema inmunológico de los insectos
alterando su microbioma intestinal. Esto, según los científicos, es una prueba
de que el glifosato contribuye al declive de las abejas melíferas en todo
el mundo.
Veneno vegetal muy
popular
Los herbicidas de
glifosato, como Roundup de Monsanto, son los llamados herbicidas de amplio
espectro, porque son tóxicos para casi todas las especies de plantas. En
el mundo se usan unas 700.000 toneladas de glifosato, cada año. Desde hace más
de cuatro décadas. Solo en Alemania, se riegan anualmente en jardines privados,
parques urbanos y vías férreas más de 5000 toneladas de glifosato. Pero es en
la agricultura en donde se usa la mayor parte: el 40% de las tierras
cultivables en Alemania es rociada con glifosato.
Numerosos estudios han
investigado si el pesticida es carcinogénico o mutagénico, o sea si es una
sustancia que causa efectos genéticos o reproductivos. Hasta el momento, sin
embargo, no ha habido un resultado definitivo. Mientras que la agencia contra
el cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que hay evidencia
de que el glifosato "es probablemente cancerígeno", otras agencias,
incluidas las autoridades sanitarias alemanas y europeas, están en desacuerdo.
El Parlamento Europeo pide la prohibición de
estos herbicidas para el año
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