En el marco del Plan Argentina contra el Hambre, el
INTA firmó un convenio con el Banco de Alimentos de Balcarce -que trabaja en
red con los Bancos de Mar del Plata y Tandil- para rescatar frutas y hortalizas
que se desechan por defectos de tamaño o forma con la finalidad de que sean
aprovechadas por personas en condición de vulnerabilidad económica y social en
un Centro Hortícola Solidario.
Con
el fin de articular estrategias que aporten a la producción y el abastecimiento
de alimentos mediante programas y proyectos, desde marzo del 2020, el INTA
participa del Plan Argentina contra el Hambre para promover y fortalecer el
Acceso a la Canasta Básica de Alimentos. En ese marco, el INTA unió fuerzas con
el Banco de Alimentos de Balcarce para promover la articulación entre ambas
instituciones con el fin de incrementar los volúmenes de rescate de frutas y
hortalizas.
"La intención es poder identificar
y cuantificar aquella parte de la producción frutihortícola que no ingresa en
la cadena de comercialización por no cumplir con las normas de tipificación
(tamaño pequeño o defectos de forma y aspecto), pero que se encuentra apta para
el consumo humano", explicó Alejandra Yommi, responsable del proyecto por
el INTA.
Si bien el rescate era una actividad que
ya realizaban en el cinturón frutihortícola de Mar del Plata los Bancos de
Alimentos que conforman el Consorcio de Bancos de Alimentos Mar y Sierras
-compuesto por los Bancos de Balcarce, Mar del Plata y Tandil-, "se
conseguía poca mercadería y el costo logístico era muy alto", sostuvo
Javier Fornieles, presidente del Banco de Alimentos de Balcarce.
Estos Bancos alquilan el predio de la
Sociedad Rural de Mar del Plata, donde se encuentra el Centro de Rescate de
Frutas y Hortalizas. A partir de un contacto más estrecho con los donantes y la
labor del INTA, que conectó a más productores con el Centro de Rescate, se
superó ampliamente el volumen de alimentos rescatados.
"Se espera que el volumen y también
la calidad de las hortalizas y frutas rescatadas aumenten considerablemente a
partir del trabajo mancomunado entre los Bancos, el INTA y la Facultad de
Ciencias Agrarias de la Universidad de Mar del Plata y en la medida que se
consolide este trabajo interinstitucional", precisó Yommi.
En ese sentido, la incorporación del
INTA permite la participación de especialistas para estudiar las distintas cadenas
de producción, estimar volúmenes de hortalizas y frutas que se descartan, los
momentos del año y puntos de la cadena productiva más conveniente para el
rescate. Por otro lado, posibilita la capacitación de los productores en Buenas
Prácticas Agrícolas aplicadas a la frutihorticultura.
Respecto del rol del INTA, Yommi subrayó
que se busca "propiciar la participación y conformación de redes que
apunten a alcanzar la seguridad alimentaria en los sectores más vulnerables de
la sociedad, con participación del programa ProHuerta".
Para cumplir con los objetivos
planteados se creó un Comité Coordinador, con representantes de cada una de las
partes, que deberá preparar el programa anual de actividades y hacer el
seguimiento de cada una de ellas, mientras se establece el grado de avance del
Proyecto.
el
INTA unió fuerzas con el Banco de Alimentos de Balcarce para promover la
articulación entre ambas instituciones con el fin de incrementar los volúmenes
de rescate de frutas y hortalizas.
El trabajo interinstitucional:
una oportunidad de crecimiento
El predio de la Sociedad Rural cuenta
con dos galpones y dispone de un espacio físico para la instalación de oficinas
y un lugar de reuniones, que podrá utilizar el INTA, en el marco del Convenio
con el Banco de Alimentos de Balcarce. Pero, además, cuenta con una superficie
de al menos cinco hectáreas en las cuales se podrían hacer parcelas
demostrativas e investigaciones en frutihorticultura con un abordaje
agroecológico.
En ese sentido, Yommi consideró que,
"potencialmente, por la ubicación del predio, podría ser un buen ámbito
para hacer capacitaciones dirigidas a promover el desarrollo local y propiciar
el desarrollo de la agroecología y las producciones sostenibles".
Además, la especialista aseguró que
"se podrían hacer charlas, talleres, recorridas, exposiciones y jornadas
técnicas dirigidas a productores hortícolas rurales y urbanos, trabajadores
rurales, emprendedores y estudiantes de diversos niveles educativos".
Con la participación institucional del
INTA en conjunto con los Bancos de Alimentos en el predio de la Sociedad Rural,
el objetivo se vincula con "la atención de demandas de productores" y
con el hecho de "poder realizar ensayos in situ, huerta orgánica
comunitaria, capacitación de productores y de personal y toda aquella actividad
que se considere necesaria para una producción amigable con el ambiente",
precisó Yommi.
Asimismo, mencionó que se está avanzando
en la instalación de un laboratorio de servicios en el predio para la recepción
de muestras para el diagnóstico de plagas y enfermedades, identificación de
malezas, análisis de agua y suelo.
El
mayor excedente de la papa ocurre de diciembre a abril y es de 15 mil
toneladas, y el aprovechamiento se podría hacer en el sector de lavado y
acondicionado.
Datos inéditos sobre la merma de
cosecha en el cinturón marplatense
Alejandra Yommi y Sebastián Borracci,
del grupo Ad Hoc Frutihortícola de la Plataforma de Innovación Territorial Mar
y Sierras del INTA, presentaron los primeros resultados del estudio de algunas
de las principales cadenas de frutas y hortalizas del cinturón productivo marplatense,
que contó también con la colaboración de la Facultad de Ciencias Agrarias de
Mar del Plata.
"Respecto de la cadena de maíz
dulce, cinco de los ocho productores que concentran el 75% de la producción
coinciden en que a veces quedan sin cosechar un 10% de los lotes. Esto sucede
porque las condiciones climáticas provocan que varios lotes que fueron
sembrados escalonadamente no se encuentren con la madurez óptima para la
cosecha, porque hay momentos de sobreoferta que hace que no sea conveniente su
cosecha o porque algunos productores, que realizan cosecha manual y en malas
condiciones climáticas, no pueden acceder a la totalidad de los lotes para
cosechar", explicó Yommi.
Además, entre un 20 y un 50 por ciento
de las plantas de maíz producen una segunda espiga. "Estas espigas, más
las principales con algún defecto, no son comercializadas por los productores
que realizan cosecha mecanizada y se estima que podrían representar un volumen
de 1.000 toneladas, es decir, 7 millones de choclos factibles de rescate",
precisó la especialista.
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