Un estudio realizado por científicos
alemanes publicado en la revista Nature muestra que esta vitamina puede
prevenir enfermedades. La hipótesis de por qué podría ser uno de los tipos más
antiguos de antioxidantes naturales.
Un equipo de investigadores del Instituto de
Metabolismo y Muerte Celular Helmholtz Zentrum München de Neuherberg en Alemania ha descubierto
una nueva función para la vitamina K,
que generalmente se conoce por su papel en la coagulación de
la sangre. Los científicos encontraron que en su forma
completamente reducida funciona como un antioxidante al
inhibir de manera eficiente la muerte
celular. Los investigadores publicaron su trabajo en la revista Nature e identificaron
a FSP1 como la enzima
insensible a la warfarina, medicamento
anticoagulante que ayuda a tratar y prevenir los coágulos sanguíneos, cuya identidad se había
especulado pero se desconocía durante más de medio siglo.
La muerte
celular es uno de los paradigmas de interés de los científicos que
implica, no sólo cuestiones de envejecimiento,
sino de posibles tratamientos para enfermedades de distinto orden. La ferroptosis en particular es un tipo de muerte celular dependiente
de hierro que fue descubierta recientemente y que está asociada a una
acumulación de grandes cantidades de especies reactivas de oxígeno (ROS).
Esto implica una muerte celular causada por estrés oxidativo.
Recientes estudios muestran la relación de esta con numerosas enfermedades, por
lo que una exploración de los mecanismos moleculares podría proponer nuevos
tratamientos para las enfermedades asociadas como el Alzheimer y el daño
orgánico agudo.
Dado que la
prevención de la ferroptosis se considera un enfoque muy prometedor para el tratamiento de
muchas enfermedades degenerativas, se están explorando ampliamente nuevos
mecanismos y compuestos que la regulan. Para identificar estas nuevas
moléculas, un equipo de investigadores liderado por los profesionales Eikan Mishima y Marcus Conrad, ambos del Instituto de
Metabolismo y Muerte Celular, junto con colaboradores de la Universidad de
Tohoku (Japón), Universidad de Ottawa (Canadá ) y la Universidad Técnica de
Dresden (Alemania), estudiaron sistemáticamente una serie de vitaminas
naturales, así como sus derivados.
“Sorprendentemente, identificamos que
la vitamina K, incluida la filoquinona (vitamina K1) y la menaquinona-4
(vitamina K2), es capaz de rescatar de manera eficiente las células y los
tejidos de la ferroptosis”, explicó Mishima, primer autor del estudio.
En 2019, un equipo de investigadores con Marcus Conrad a la
cabeza ya identificó una enzima como un nuevo y fuerte inhibidor de la ferroptosis. Han
descubierto que la forma completamente reducida de vitamina K (vitamina K
hidroquinona) es un potente antioxidante capaz de disolver lípidos que suprime
la ferroptosis al atrapar los radicales de oxígeno. Además, descubrieron que
FSP1 es la enzima que convierte eficazmente la vitamina K en vitamina K
hidroquinona, lo que da como resultado un nuevo ciclo de la propia vitamina.
Descifrar la
identidad de esta enzima aclaró el
mecanismo molecular de por qué la vitamina K constituye el antídoto para la
sobredosis de warfarina. “Nuestros resultados, por lo tanto, vinculan
los dos mundos de la investigación de la ferroptosis y la biología de la vitamina K. Los mismos servirán como
trampolín para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para
enfermedades en las que se ha implicado a la ferroptosis”, destacó Conrad.
Además, los investigadores plantean
la hipótesis de que la vitamina K podría
ser uno de los tipos más antiguos de antioxidantes naturales. “Por lo
tanto, se espera que se revelen nuevos aspectos del papel de la vitamina K a lo
largo de la evolución de la vida”, concluyó Conrad.
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