Un poco de historia del Teatro La Fenice
Nunca hubo un nombre mejor para un teatro. Así como el ave fénix,
criatura mitológica, resucitó de sus cenizas en un ciclo continuo de vida y
muerte, el teatro más importante de Venecia renació después de dos incendios,
que arriesgaron privar a la ciudad de uno de sus lugares más prestigiosos. Tras
perder el primer teatro, comprado por la poderosa familia de Venecia, la Noble
Sociedad de Escenógrafos decidió construir uno nuevo, que se llamaría Gran
Teatro La Fenice, para simbolizar la capacidad de la Sociedad para revivir y
continuar su actividad.
La construcción tuvo lugar entre 1790 y 1792, pero buena parte de
ella fue destruida en el incendio de 1836. Los arquitectos Tommaso y Gian
Battista Meduna se encargaron de la restauración con un reajuste del proyecto
original. Durante el siglo siguiente, fue restaurado varias veces, hasta el
terrible incendio de 1996, debido al cual el teatro fue destruido.
Luego fue reconstruido fielmente hasta que fue inaugurado
nuevamente en diciembre de 2003. Como regalo de Navidad a la ciudad y a toda
Italia, se organizó una semana de conciertos y eventos para saludar el regreso
del Teatro La Fenice, que resurgió de sus cenizas para seguir ofreciendo un
espacio digno de la tradición de la ópera italiana.
¿Qué es el Teatro Fenice hoy en día?
El Teatro es hoy uno de los lugares favoritos para la música de
ópera y sus amantes e intérpretes. Sigue siendo un lugar privilegiado para
presentar al mundo artístico las novedades de la ópera y de la música clásica
en general. Desde la reapertura del Teatro, y precisamente desde el 1 de enero
de 2004, el Teatro ha acogido el famoso Concierto de Año Nuevo, transmitido en
directo por la Rai y también por las principales cadenas de televisión de
Alemania, Austria, Suiza, Albania y Francia. El concierto termina siempre con
el famoso aria "Libiamo ne' lieti calici", el brindis de la Traviata
de Giuseppe Verdi.
El Teatro es también un espacio de exposición: se pueden visitar
sus bellos interiores, como el atrio, el vestíbulo y las Salas Apolíneas. En la
platea se pueden admirar los típicos sillones de cuero rojo, el magnífico
candelabro central y las balaustradas doradas.
Por último, también se pueden ver las galerías superiores, con la
logia real, destruida durante el levantamiento de 1848 y reconstruida
posteriormente. En la tercera fila de palcos, se puede visitar la exposición
permanente dedicada a María Callas, la muy bien naturalizada soprano
italo-americana, protagonista de una parte esencial de la historia reciente de
la música de ópera en la Península.
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