SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 14 de noviembre de 2025

Una empresa argentina con 75 años de historia quiebra, dejando sin trabajo a 140 obreros/familias. La SUIPACHENSE.

 

El cierre definitivo de La Suipachense expone la crisis estructural de la industria láctea y deja a 140 familias sin su fuente de ingreso. La justicia ordenó la liquidación total de la empresa en medio de denuncias, deudas millonarias y un colapso productivo que afecta a trabajadores, tamberos y a toda la región.



 

La histórica empresa láctea La Suipachense, con 75 años de trayectoria y un rol clave en la cuenca lechera bonaerense, fue declarada en quiebra por el Juzgado en lo Civil y Comercial de Mercedes. La medida impacta de lleno en la economía regional: 140 trabajadores quedaron sin empleo, 180 tamberos perdieron su principal comprador y toda la estructura productiva local entró en un estado crítico.

 

El fallo judicial alcanza a Lácteos Conosur S.A., firma administradora de la planta desde 2012 y vinculada al grupo Maralac, del empresario venezolano Jorge Luis Borges León. La sentencia desenmascara un proceso de deterioro que, según denuncias sindicales, combinó vaciamiento, cheques rechazados, deudas previsionales y abandono operativo, hasta desembocar en el cierre total de actividades durante los últimos tres meses.




El primer indicio del colapso se registró en septiembre, cuando la conducción despidió a nueve administrativos y amagó con cesantear a otros 60 operarios. Con sueldos atrasados y sin información oficial, los 140 trabajadores iniciaron protestas y reclamos públicos. Pero la empresa no solo ignoró los pedidos: profundizó la crisis y dejó de producir por completo.


A fines de octubre, la Cámara Comercial intimó a Conosur S.A. a presentar un plan de crisis, algo que jamás ocurrió. La falta de respuesta terminó de sellar el destino de la fábrica. Un informe de la Sindicatura, fechado el 24 de octubre, reveló una deuda posconcursal superior a 8.458 millones de pesos en cheques rechazados, un pasivo que se duplicó al sumar otros 1.000 millones generados luego del concurso preventivo. En total, la empresa emitió más de 1.000 cheques sin fondos, un indicador del nivel de descontrol financiero.

La situación arrastró también a los 180 tamberos que abastecían la planta. Ante la falta de pago, dejaron de enviar leche cruda, paralizando completamente la cadena productiva y golpeando a familias rurales cuyo sustento dependía de esa relación comercial.




La justicia decretó la liquidación total de la empresa, la clausura de la planta, la inhabilitación de los directivos y la prohibición de salida del país para Borges León, quien solo podrá viajar con autorización judicial. Además, fue obligado a entregar llaves, bienes y accesos digitales para avanzar en la intervención.

El caso de La Suipachense expone una crisis que golpea a toda la industria láctea: caída del consumo, sobreoferta, deudas encadenadas y la falta de políticas que protejan la producción regional. Mientras tanto, Suipacha y sus alrededores enfrentan un escenario social delicado, sin respuestas claras para los trabajadores despedidos ni para los tamberos que quedaron sin comprador.

 

 

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