El Papa
Francisco agradeció la generosidad de las personas que realizan una adopción a
distancia porque permiten que el niño o la niña se sientan queridos y no les
falte lo necesario para su crecimiento.
Así lo dijo el Santo Padre
este 5 de marzo al recibir en el Vaticano a miembros del proyecto “Agata
Smeralda” que coordina adopciones a distancia con alrededor de 70 mil
beneficiados.
“Quien decide hacer una
adopción a distancia está motivado por el deseo de echar una mano a un niño o
una niña para que se sienta querido o querida, para que no le falte lo
necesario, para que crezca bien...”, destacó el Papa.
Además,
el Santo Padre señaló que el trabajo de esta iniciativa involucra a muchas
personas benefactores, entre ellos, laicos, religiosas y sacerdotes “que
trabajan en las periferias del mundo”, como en Salvador de Bahía (Brasil).
“Doy gracias al Señor con ustedes. Y aprecio el hecho de que atribuyen todo esto a su Providencia”, resaltó el Papa quien añadió “Sí, somos solo colaboradores de la Providencia. Y esto nos llena de alegría y gratitud”.
Luego, el Pontífice recordó
que recientemente en una de las catequesis dedicadas a San José abordó la
cuestión de la adopción de los hijos.
En aquella ocasión, resaltó
y animó “a los cónyuges que abren sus corazones y sus hogares para acoger a un
niño que no tiene familia” y añadió que “esta sensibilidad, esta apertura, esta
paternidad y maternidad son también la base de su compromiso”.
“Les agradezco mucho, porque cooperan a difundir en el mundo
la ternura de Dios, su paternidad, que es el gran regalo que nos hizo Jesús.
Jesús no se limitó a hablarnos del Padre, no, nos acogió en su propia relación
con el Padre. Por eso se encarnó y nació de María, por eso vivió nuestra
existencia humana, por eso sufrió, murió y resucitó: todo para que nosotros,
cada uno de nosotros, podamos convertirnos en hijos del Padre que está en el
cielo”, advirtió el Papa.
En
esta línea, el Santo Padre subrayó que existe mucha necesidad de paternidad y
de ternura porque “la verdadera revolución en el mundo la hacen los que
trabajan día a día, en silencio, para que los pequeños y los pobres dejen de
ser despreciados, desechados, abandonados, y puedan levantarse y vivir según su
dignidad de hijos de Dios”.
“Y una adopción a distancia
bien preparada, bien supervisada y bien acompañada hace precisamente eso. Es
una pequeña semilla del Reino de Dios, que crece y da fruto en la medida en que
se cultiva con amor”, afirmó el Papa.
Por último, el Santo Padre
los alentó a seguir hacia adelante con la gracia de Dios e impartió su
bendición a los presentes y a todos los que apoyan las adopciones a distancia,
así como también a los muchos niños y niñas beneficiados. “Que la Virgen los
proteja siempre. Y por favor, no se olviden de rezar por mi”.
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