El humor, que puede provenir de
comedias, chistes o de los acontecimientos de la propia vida, es una parte
fundamental de la vida social El
humor nos rodea: está presente en películas y programas de televisión, en los memes y
otras publicaciones en las redes sociales, en los chistes
o historias graciosas que nos cuentan, en las bromas,
incluso en los tropiezos u otros pequeños percances que sufrimos en la vida
cotidiana.
Aunque la risa no es
exclusiva del ser humano (un estudio comprobó que otros primates tienen sus
propias formas de reírse cuando les hacen cosquillas), el humor –entendido como
la forma de presentar e interpretar la realidad que destaca el lado cómico,
risueño o ridículo de las cosas– sí se considera inherente
a nuestra especie.
El humor es mucho más que un simple modo de pasar el tiempo. Es “una forma de comunicación y un canal útil para liberar ansiedad, tensión e inseguridad”. Y también “un buen mecanismo de defensa”. En esos términos lo describe el oncólogo Jaime Sanz Ortiz en un artículo sobre “El humor como valor terapéutico”.
¿Por qué el humor hace
tanto bien? ¿De qué manera lo cómico y las risas operan en el organismo para
generar placer y bienestar? A continuación, algunas de las respuestas y
explicaciones que la ciencia ofrece al respecto.
Beneficios
físicos del humor y las risas
Los beneficios del humor se
manifiestan tanto a nivel físico como psicológico y social. En primer lugar, se
puede mencionar que las risas provocan un aumento significativo en los índices
de serotonina, una sustancia conocida
como la “hormona de la felicidad”, por lo cual genera esta sensación de una
forma casi inmediata.
Y no solo felicidad. La serotonina y
las endorfinas, que también aparecen con la risa, funcionan como analgésicos
naturales. Es por eso que muchos estudios han hallado efectiva
la risoterapia como
un reductor del dolor en los tratamientos médicos para niños. No obstante, un análisis reciente destaca que hay
que tomar esos resultados con cautela, pues los trabajos muestran “mala
calidad metodológica y alto riesgo de sesgos”.
También es importante la reducción
en la frecuencia cardíaca y la tensión sanguínea que, a
largo plazo, ocasiona reírse mucho. Todo esto fue comprobado por científicos
japoneses a través de un estudio publicado en 2018. El
mismo trabajo demostró que además la risa alivia la depresión y mejora la
sociabilidad.
Por otra parte, los
movimientos causados por las risas hacen trabajar una gran cantidad de músculos de
diversas partes del cuerpo: la cara, el abdomen, el tórax. Las consecuencias de
estos movimientos sobre el diafragma tienen como resultado una mejora
en la capacidad pulmonar.
Reírse constituye incluso una actividad
física. No muy intensa, desde luego, pero se estima que aumenta entre un 10% y un 20% el
gasto energético en reposo. Dada la importancia de incrementar ese gasto, en
particular para personas que llevan vidas demasiado sedentarias, es un efecto
para no desdeñar.
También hay evidencias de
que las risas permiten dormir mejor. Un metaanálisis realizado por
científicos chinos, con datos de más de 800 personas en diez estudios
distintos, concluyó que las intervenciones consistentes en humor y risas
propiciaron una mejora en la calidad del sueño.
Más aún: las vibraciones
causadas por la risa también pueden favorecer la digestión (se
estimula la producción de jugos gástricos y la eliminación de la bilis) y reforzar el sistema
inmune, pues promueve un aumento en la producción de
linfocitos (como las células T) y de inmunoglobinas.
Reírse constituye incluso una actividad
física. No muy intensa, desde luego, pero se estima que aumenta entre un 10% y un 20% el
gasto energético en reposo. Dada la importancia de incrementar ese gasto, en
particular para personas que llevan vidas demasiado sedentarias, es un efecto
para no desdeñar.
También hay evidencias de
que las risas permiten dormir mejor. Un metaanálisis realizado por
científicos chinos, con datos de más de 800 personas en diez estudios
distintos, concluyó que las intervenciones consistentes en humor y risas
propiciaron una mejora en la calidad del sueño.
Más aún: las vibraciones
causadas por la risa también pueden favorecer la digestión (se
estimula la producción de jugos gástricos y la eliminación de la bilis) y reforzar el sistema inmune,
pues promueve un aumento en la producción de linfocitos (como las células T) y
de inmunoglobinas.
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