La
meritocracia establece una modalidad de gobierno o de control de la vida
pública e institucional por parte de individuos o grupos sociales, cuya
posición dominante se basa en el mérito. Es decir, es una modalidad de
gobierno en la que sus representantes están ahí por sus méritos. Constituyen así una
jerarquía derivada de los logros de las personas en distintos niveles de la
sociedad, como la educación o la aptitud competitiva.
El término meritocracia proviene
de la unión de la palabras de origen griego «merĭtum» y «krátos». Palabras que
significan «recompensa» y «poder o fuerza». De hecho este concepto ha sido
empleado desde la antigüedad, incluyendo la antigua Grecia. Cómo se puede
observar en «La república ideal» de Platón.
Desde entonces, son muchas las
civilizaciones y sociedades que han apostado por un carácter meritocrático
en la formación de sus sistemas. Sin embargo, el término surge a mediados del
siglo XX, en el libro “Rise of the meritocracy”, del sociólogo Michael Young.
Al igual que sucede con el
concepto de tecnocracia, la
principal virtud de la meritocracia es que a menudo garantiza mayores niveles
de eficiencia. Esto se debe
a que facilita el acceso al poder a los más indicados o preparados para ellos;
independientemente de su origen, condición social o posición económica. Para
ello, basándose en su esfuerzo y su talento.
Sistemas meritocráticos
El
hecho de que un sistema se califique de meritocrático, supone que las
capacidades de cada individuo son tenidas en cuenta a la hora de definir su
lugar y sus derechos dentro de su contexto social, político y económico. Esto
supone que sus logros o méritos personales, laborales, financieros o académicos
son la base para su desarrollo social. Al mismo tiempo, también existe apuesta
por la meritocracia en sociedades o empresas privadas. Siempre, a la hora de
llevar a cabo la confección de plantillas y sus puestos jerarquizados.
Una
de las herramientas por las cuales se mide la valía de los individuos para desempeñar
un puesto en una élite burocrática es por medio de concursos públicos u
oposiciones. Ya que miden la capacidad de las personas de manera igualitaria,
permitiendo escoger a aquellas que demuestren mejores resultados. Por otro
lado, la existencia de becas universitarias por objetivos académicos es otra
muy común en el ámbito educativo. Ya que esta beneficia a aquellos alumnos que
mejores resultados produzcan.
La meritocracia en la realidad
Es
necesario destacar que es difícil que cualquier sistema político, económico o
militar sea totalmente meritocrático. Ya que siempre existen otros factores de
selección o de funcionamiento que provocan la presencia de individuos teniendo
en cuenta otras variables. En este sentido, factores como la vida política de
partidos, la equidad por sexos o la integración de minorías sociales o
culturales en órganos de poder.
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