James
Hamblin, un médico especialista en salud pública, medicina preventiva y
profesor de la Universidad de Yale, de 37 años, ganó fama en todo el mundo por
cuestionar qué conlleva ducharse a diario y pregonar los beneficios de no
hacerlo.
Como es de esperarse, para muchas personas es
muy difícil concebir la idea de no tener dentro de su rutina diaria una ducha,
la cual además de reflejar higiene genera ‘alivio’ en quienes, luego de
una noche de descanso, necesitan sentirse frescos para iniciar un nuevo día.
Sin embargo, de acuerdo con lo que señala Hamblin,
estas consideraciones no podrían resultar del todo beneficiosas. Para él, la
gente no debería bañarse a diario dado que no es una práctica saludable. Para
demostrarlo, quiso hacer de él una prueba viviente y decidió dejar de
bañarse; ahora, se cumplieron cinco años sin que Hablin haya entrado a una
ducha. “Te acostumbras. Se siente normal”, indicó a la BBC Mundo.
El médico
se dio a conocer luego de que en el
En este señala: “Pasamos dos años completos de
nuestras vidas bañándonos. ¿Cuánto de ese tiempo (y dinero y agua) es un
desperdicio?”. Su planteamiento generó controversia entre los lectores.
Sumado a este texto, el experto realizó en el 2020
dos publicaciones más, la primera fue un artículo titulado “Te estás duchando
demasiado” y la segunda, por la que volvió a ser noticia, fue su libro,
resultado de la investigación que ha adelantado durante estos años: Limpio:
la nueva ciencia de la piel y la belleza de hacer menos, donde hace una defensa
de su particular teoría sanitaria que viene exponiendo desde su primer artículo.
En la
publicación del 2016, el médico explicó por qué olemos mal y cómo a través
de su técnica logró superar ese inconveniete que podría surgir por la falta de
aseo en el cuerpo.
“El olor de los cuerpos es producto de bacterias
que viven en nuestra piel y se alimentan de las secreciones aceitosas del sudor
y las glándulas sebáceas que están en la base de nuestros folículos
pilosos”, explicó.
De esta manera al aplicar productos en nuestra
piel y cabello todos los días se “altera una especie de equilibrio entre los
aceites de la piel y las bacterias que viven” en ella, dinámica que Hamblin
quiso romper con su experimento para validar que es posible reconstruir el
equilibrio natural de la piel,
Ahora, cinco años después de su última ducha,
Hamblin dice que no huele mal.
“Cuando te duchas agresivamente, destruyes los
ecosistemas. Se repueblan rápidamente, pero las especies quedan
desequilibradas y tienden a favorecer los tipos de microbios que producen olor
(...). Pero, después de un tiempo, se da un proceso de regulación, tu
ecosistema llega a un estado estable y dejas de oler mal (…). No hueles
como agua de rosas (…). Simplemente hueles como una persona”, dijo el profesor
en entrevista con la BBC, admitiendo que aunque pasó por un proceso en el que
extrañó bañarse porque su cuerpo empezó a oler mal, luego del un tiempo, su
cuerpo llegó a un punto confortable.
“Con el tiempo tu cuerpo se acostumbra cada vez más
para que no huela tan mal si no usas desodorante y jabón. Y tu piel no se
vuelve tan grasienta cuando dejas de usar jabones fuertes(...). Hubo
momentos en los que me quería duchar porque lo extrañaba, olía mal y sentía que
tenía grasa. Pero eso empezó a pasarme cada vez menos y la razón es que a
medida que usaba “menos y menos”, empezó a necesitar “menos y menos”, relató el
medio.
Así
mismo, Hamblin afirma que el cuerpo tiene sus propios métodos para estar
limpio por lo que sugiere que los jabones que utilizamos para asearnos solo
interfieren en el proceso. Al respecto, hace referencia al cabello, al cual
según él, a diario se le aplican aceites sintéticos para reemplazar lo que ya
produce naturalmente.
“Muchas personas usan champú para eliminar los
aceites del cabello y después se aplican un acondicionador para colocar aceites
sintéticos. Si logras romper ese círculo, tu cabello terminará viéndose de
la manera que era cuando empezaste a usar esos productos”, indicó.
La postura del médico no sólo significa menos
tiempo en la ducha, sino menos empaques y envases y, por supuesto, menos
agua. “No le estoy diciendo a la gente que debería renunciar (a bañarse)”, dice
Hamblin, por lo que enfatiza que su teoría no se trata de sugerir qué es
correcto y que no, ni en insinuar que su enfoque sea el mejor para todo el
mundo. Es algo que simplemente le funciona a él y que además garantiza el
ahorro de recursos.
“Para aquellas personas que han tenido problemas de
piel o que simplemente les gustaría probarlo, diría que hagan menos y que
empiecen lentamente y avancen hasta donde se sientan bien”, indicó.
Es importante resaltar que en el régimen de
limpieza de Hamblin, no puede faltar lavarse las manos con agua y jabón y
cepillarse los dientes.
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