La equidad de
género hace referencia a la dignidad y
los derechos que poseen todas las personas.
Este término refiere al derecho que poseen hombres y mujeres de recibir un
trato justo, más allá del género y a la lucha por garantizar el acceso de todos
a oportunidades en el ámbito social, económico, político y doméstico.
La palabra género abarca
varias definiciones que tienen relación entre sí. El género es un
estado mental en el que persona se autodetermina como hombre o mujer.
La equidad de género también alcanza al género no binario, formado por aquellas
personas que no se autodeterminan como hombre ni como mujer.
La gran diferencia entre géneros en
relación a la toma de decisiones o el poder causa
debilidad social y política. Actualmente, se busca implementar en la sociedad una
mayor equidad de género hacia las mujeres ya que es el género más discriminado.
El movimiento que reivindica los derechos
de las mujeres surgió a partir de los años 70 cuando
comenzaron a reclamar una equidad de género que equipare el acceso de las
mujeres a la salud, educación y
participación política al que en ese entonces solo tenían los hombres.
En 1995 se realizó en Beijing
la Conferencia Mundial sobre la Mujer, en la que varias agencias internacionales
e instituciones gubernamentales
y no gubernamentales fomentaron el uso de estrategias para
concientizar a la sociedad acerca de las desigualdades de género,
reguladas a nivel local e internacional.
¿Por qué es importante la equidad de
género?
La equidad de género es un derecho
del ser humano. Todas las personas poseen derechos y deberes por el
solo hecho de ser persona. Garantizar los derechos de las personas de todos los
géneros es indispensable para la construcción de sociedades justas y
equitativas.
El desarrollo de las estrategias para la
promoción de equidad entre los géneros busca que todas las personas puedan
tener la oportunidad de acceder a los diferentes espacios, bienes y servicios que
soliciten.
Las mujeres no siempre gozan de los mismos
derechos que los hombres debido a diferencias estructurales y a la distribución
desigual de poder. Los hombres y las mujeres deben tener igual
participación en la toma de decisiones, en el acceso a la
educación y a una vida profesional. Para reducir las diferencias del sistema
político, social y económico, cada uno debe poder expresar sus ideas,
prioridades y opiniones.
Las desigualdades en el trato a las
personas según el género provocan situaciones de violencia,
abuso y destrato, generando un desequilibrio individual y social. Las
sociedades y comunidades deben desarrollar diferentes estrategias que
brinden igualdad de oportunidades, tanto a hombres
como mujeres, para ser personajes activos de la comunidad, con
igual acceso a recursos, gestión y toma de decisiones.
Para lograr un equilibrio y un correcto
desarrollo en la sociedad, es elemental que se respete la contribución de
todas las personas de cualquier género, cumpliendo el rol de ciudadanas y ciudadanos,
individuos sociales y generadores de recursos.
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