16 de abril de
2023 / 8:51 a. m.: El Papa Francisco se dirigió al pueblo de Sudán, invitándolo
a rezar para que “deponga las armas y prevalezca el diálogo”, después de un
enfrentamiento entre el ejército y grupos paramilitares que ayer dejó al menos
56 muertos y cientos de heridos.
“Sigo con preocupación los
acontecimientos que tienen lugar en Sudán. Estoy cerca del pueblo sudanés, ya
tan probado, y lo invito a rezar para que deponga las armas y prevalezca el
diálogo, para que juntos retomemos el camino de la paz y la concordia”, exhortó
el Santo Padre este 16 de abril, tras rezar el Regina Caeli en la Plaza de San
Pedro.
El 15 de abril, al menos 56 civiles murieron y cerca de 600
quedaron heridos tras el estallido de un enfrentamiento en
Jartum, la capital sudanesa, entre el ejército nacional liderado por el general
Abdel Fattah al-Burhan y un grupo paramilitar denominado Fuerzas de Apoyo
Rápido (RSF).
El 25 de octubre de 2022, el general Al-Burhan, que estaba al
frente del Consejo Soberano de Sudán, la entidad que compartía el poder del
país, dio un golpe de estado anunciando la disolución del Consejo y del
gobierno civil, la detención de líderes políticos y declaró el estado de
emergencia.
Desde
entonces, el gobierno militar de facto ha recibido la condena de la comunidad
internacional, incluidos gobiernos y grupos de derechos humanos.
Este
Domingo de la Misericordia, el Papa Francisco lamentó el “marcado contraste con
el mensaje de Pascua” provocado por “las guerras”, que “continúan sembrando la
muerte de manera espantosa”.
“Lamentémonos por estas atrocidades y oremos por sus víctimas,
pidiéndole a Dios que el mundo ya no tenga que experimentar el espanto de la
muerte violenta a manos del hombre, sino el asombro de la vida que Él da y que
renueva con su gracia”, invitó el Pontífice.
Desde
que el ejército sudanés derrocó al presidente Al-Bashir el 11 de abril de 2019
tras las protestas populares en su contra, tras un gobierno de 30 años, los
líderes militares y sus homólogos civiles han estado enfrentados.
En
un acuerdo de poder compartido nacido en julio de 2019 entre militares y
civiles de Sudán, las autoridades de transición posteriores a Al-Bashir
tuvieron la tarea de abordar un legado de abuso y represión junto con una
desafiante crisis económica.
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