SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 1 de octubre de 2023

Hoy conoceremos al pintor Frédéric Bazille y su inspiradora obra, 1841/1870.




Frédéric Bazille nació en una familia de notables protestantes de Montpellier (Hérault). Su padre, Gaston Bazille, ingeniero agrónomo y senador y su madre Camille Vialars es heredera del sector agrícola de Saint-Sauveur en Lattes. Frédéric Bazille se interesó por la pintura tras ver algunas de las obras de Eugène Delacroix.

 



Su familia consintió en permitirle estudiar bellas artes con la condición de que estudiara también medicina. La vocación por la pintura le lleva en 1859, a asistir a clases de dibujo en el Museo Fabre de Montpellier, en el estudio de los escultores, Baussan padre e hijo  y copiando a los viejos maestros como el Veronés. En ese mismo año, Bazille se inscribe en la facultad de medicina de Montpellier.




La ciudad camina en primer lugar. En ocho años, Bazille cambiará su hogar seis veces. Estas acciones marcan su progreso en la "profesión de pintor". No fue fácil convencer a sus padres para que le alquilaran un taller, en lugar de una habitación. "Si pudiera encontrar un pequeño lugar conveniente cerca de mis amigos, me gustaría tomarlo, creo que sería muy útil para el progreso que puedo hacer más adelante", le escribió a su madre. En 1865, se trasladó con Monet, en la calle Furstemberg​ bajo auspicios de prestigio: la sombra de Delacroix todavía reina en el lugar.




Courbet los visita, admira El Desayuno sobre la hierba Monet, Chica en el piano de Bazille, los amigos van y vienen, el funcionamiento diario del taller es el de un ágora perpetua. Un tumulto alegre pero agitado que le hizo buscar apartarse unos meses en 1866, solo, en la calle Godot-de-Mauroy. Para recoger mejor el hilo de sus inseparables amigos en julio se instala en la calle Visconti, dondelo acompañan Renoir y Monet, y "se trata de dos pintores que trabajan duro Lodge.



 

Es una verdadera enfermería. Estoy encantado Porque, como escribió Monet: "Solo, hay cosas que no se pueden adivinar: finalmente, todo esto es terrible y es una tarea difícil. Y Renoir aprovecha los modelos de Bazille y los ayuda a pagar por ellos. La soledad, la inseguridad ... La pintura es una pasión exigente y la hermandad culmina cuando Renoir y él alquilan en Batignolles un gran estudio​ que Bazille y Manet inmortalizan en grandes pinturas, Atelier Rue Condamine.​

El taller es también el refugio esencial de los momentos vacíos. ¿Qué pintar cuando faltan los medios, si no las naturalezas muertas? "No me condenen a la naturaleza muerta perpetua", grita Bazille, pidiendo los subsidios de sus padres. Anguilas y carpas, garzas que evocan trofeos caza de la familia, y también ramos de tulipanes, lilas y rosas.

  

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