En el Día
Mundial de los Bosques, desde la Asociación Forestal Argentina resaltaron que
los bosques productivamente no solo aportan madera, sino que pueden ayudar a
multiplicar la producción de alimentos de manera sustentable.
Como cada 21 de
marzo, se celebró el Día Mundial de Los
Bosques, una efeméride creada por las Naciones Unidas en 2012
con el fin de conmemorar y revalorizar el rol fundamental que tienen estos
ecosistemas en la vida cotidiana de la sociedad.
En ese marco, la Asociación
Forestal Argentina (AFOA) difundió un artículo en el que
hizo foco en “Bosques y
alimentos”, haciendo
referencia a la oportunidad que significan para el crecimiento en la producción
de miel y
en la ganadería.
“Además de proporcionar madera para múltiples usos, ingresos y
empleo, los bosques
favorecen la fertilidad del suelo, protegen los recursos hídricos, almacenan
carbono, ofrecen
hábitats para la biodiversidad y también, se destaca, favorecen la producción
de alimentos”, señala el documento de AFOA.
Y también recuerda que los bosques son
el sustento de millones de familias, porque no solo proveen madera para múltiples destinos, sino también alimentos esenciales como frutos,
semillas, raíces y carne.
Por eso, en este año, FAO puso el centro de atención en la función especial de los bosques y su funcionalidad como generadores de
alimentos.
En Argentina, ademas de frutos secos, semillas, líquenes y hongos, son múltiples los productos derivados que se
vinculan con la generación de alimentos y nutrientes. En esta ocasión, destacamos la sinergia positiva que se produce entre
los bosques y la elaboración de miel y la producción ganadera.
LOS BOSQUES Y LA MIEL
La elaboración de miel instalando colmenas en plantaciones forestales o bosques nativos permite una especial sinergia productiva.
La miel de eucalipto
se produce en las zonas de la Mesopotamia argentina, donde existen gran número de plantaciones
forestales de esta especie y allí se ubican, además, las colmenas.
Es un producto 100%
natural y que aporta gran cantidad de componentes antioxidantes y antivirales que refuerzan el sistema inmunológico.
Tiene, asimismo, mayores cantidades de vitamina C que otras variedades de miel, así como dosis más altas de vitamina B9 (ácido
fólico) entre otros beneficios.
Desde Concordia (Entre Ríos), Nicolás Vallejos, lidera Vallejos
Apicultores, una pyme
familiar con más de 30 años de trayectoria que se dedica a la producción de
distintos tipos de mieles, siendo
la principal la miel de eucalipto.
“Esto es debido a la gran
cantidad de áreas forestadas con este tipo de flora que tiene la región. En los montes se colocan aproximadamente dos
colmenas por hectárea forestada, lo que asegura que no se afecte la producción
de miel de cada colmena. La producción de esta miel se realiza durante los meses de marzo y abril, llegándose a obtener entre 20 y 35 kilos de miel
por colmena”, explica Vallejos.
Asimismo, detalla que la miel de eucalipto se caracteriza por ser una miel mono floral, con
aroma y sabor intenso. Además,
está libre de pesticidas, ya que en la época que hay floración no se aplican
químicos. Y, como si fuera poco, el 95%de la miel que se produce en la
Argentina, se exporta a distintos lugares del mundo.
Por su parte, en Misiones, la investigadora, ingeniera forestal y
especialista en producción de miel Yanet Aquino, descubre un ciclo maravilloso
entre la simbiosis
forestal y un tipo específico de abejas.
“En el Bosque Atlántico de Misiones, el 80% de la vegetación depende de la polinización
de las abejas nativas sin aguijón. Estas abejas no solo garantizan la regeneración del bosque, sino
que también benefician la producción de frutos y semillas en cultivos
cercanos.
Su cría, conocida como meliponicultura, es una actividad sustentable que puede combinarse con otras producciones
agrícolas y forestales. En algunos países, incluso se utilizan colmenas en
invernaderos para mejorar el rendimiento de los cultivos”, detalla la
profesional.
Y continúa: “Además de su rol clave en la polinización, estas
abejas producen miel, cuya calidad y cantidad aumentan cuando hay bosques
nativos cerca.
En Misiones, una
especie destacada es la Yateí (Tetragonisca fiebrigi), cuya miel tiene
propiedades medicinales. En condiciones favorables, una colmena de Yateí puede
producir más de 1,5 kg de miel al año, demostrando que conservar el bosque no solo protege el ecosistema,
sino que también impulsa actividades productivas sustentables”.
LOS BOSQUES Y LA GANADERÍA
Por otro lado, sin dudas hoy el bienestar animal y cambio climático son dos fenómenos que están movilizando cambios en el consumo y en
las formas de producción.
El sector forestal puede ser un excelente aliado de la ganadería en sistemas productivos que permitan
lograr mayor producción de carne por hectárea, que puede ser certificada como carbono neutro y al mismo tiempo, mejorar
el bienestar animal y la sostenibilidad productiva.
Hoy Argentina tiene un
patrimonio forestal de 1,3 millones de hectáreas de las cuales el 80% se ubican
en la Mesopotamia y Delta. Uno de
los objetivos que se busca en el sector es lograr un patrimonio de 2 millones
de hectáreas en 2030. Este aumento de la superficie forestada se puede realizar
en zonas ganaderas integrando ambas producciones.
En este marco, desde AFOA destan el caso de la familia Zeni, en el
sur de Corrientes, que se dedica a ganadería, producción forestal e industrialización de la madera con productos que se venden al exterior.
La producción tiene lugar en Esquina sobre 32.000 hectáreas, en las que se desarrolla un planteo de cría y recría con engorde en
años favorables, forestación e industrialización de la madera.
“La cadena
forrajera del ganado está compuesta, principalmente, por el campo natural, que
cuenta con especies carbono 4, que se secan al entrar al invierno. Los rodeos se alternan entre campo natural con
pastoreo directo en primavera y verano, y campo natural reservado en invierno”, afirma Martín Rasines, gerente foresto ganadero de la empresa.
Por otro lado, menciona que querían como principal medida, encontrar una
solución al crecimiento forestal sin perjudicar a la ganadería. Así fue que
encontraron sinergias entre las dos actividades, como el reparo que aporta la
forestación a los rodeos vacunos, por un lado; y, por el otro, la posibilidad de mantener manejados los
pastos dentro de aquella, lo que disminuye los volúmenes de material inflamable
ante un potencial incendio.
Además, en los últimos 20 años, han visto una ventaja adicional: “El modelo silvopastoril permite alargar el ciclo de
las especies carbono 4 del
campo natural y aprovechar varios días más el forraje verde bajo de los árboles
al entrar el invierno”, resalta Rasines.
La clave es que si se maneja adecuadamente el modelo
silvopastoril, las especies
forrajeras, tanto perennes como anuales, se comportan de la misma manera que a
cielo abierto. Asimismo,
al ser menor la insolación dentro de los montes, disminuye la demanda de
humedad en los primeros estratos del suelo y, por lo tanto, la
evapotranspiración.
En tanto, Lorena Gomes desde Caaby SA – una empresa familiar creada en
1982 que se dedica a la producción de madera de calidad conjuntamente con la
ganadería en un sistema silvopastoril – con orgullo relata cómo esta empresa ha ido conociendo el sector y
sumando beneficios y experiencias.
Ubicada en el Delta del partido de Campana (Buenos Aires) el campo
cuenta con un total de
aproximadamente 4.000 hectáreas, de las cuales 3.500 se encuentran forestadas, en su mayoría con álamos
(Populus Deltoides). En 1998 se incluyó y se comenzó a trabajar con el primer
un rodeo de cría.
“Esta actividad es una importante alternativa para nuestra empresa y
para la región del Delta, ya que ofrece una posibilidad de diversificación y de eficiencia en la
utilización de los recursos naturales disponibles, sin producir grandes
transformaciones en los sistemas productivos, constituyendo así una producción sostenible”, explica Gomes, directora
de Caaby.
“A través de los años, las densidades de plantación también se fueron modificando.
Originalmente se colocaban entre 800 y 1000 plantas por hectárea, hoy ese valor
se redujo a 280-400 plantas,
permitiendo obtener una madera de mayor calidad. Como resultado se originó una
producción de forraje natural mayor en el sotobosque, relacionado directamente
con la cantidad de luz ingresada al rodal”, agrega.
Hoy tienen un rodeo
compuesto por 1.100 madres, lo cual les permite comercializar cada año un
aproximado de 700 terneros de 180-200 kg de promedio y retener parte de las terneras hembras para
la reposición de vientres.
“MARAVILLOSOS BOSQUES”
En este contexto, para Claudia Peirano, directora Ejecutiva de AFOA, hay múltiples razones para impulsar la producción
en bosques.
“Nuestro país tiene un patrimonio rico en bosques y plantaciones. El sector forestal de
argentina involucra a 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales; 55 millones de
bosques nativos, incluye a 13.000 productores forestales y más de 6.000
empresas. Emplea en forma directa y formalmente a más de 100.000 personas y
exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales y, con el marco jurídico
que lo respalde, es un sector que puede atraer inversiones que dupliquen la
producción y el empleo y triplique las exportaciones”, subrayó.
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