SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 24 de mayo de 2023

La lucha de las mujeres por el derecho al voto femenino, ¿Dónde votaron primero las mujeres?

 

Votar es un derecho que hoy en día no se cuestiona, pero durante siglos las mujeres no pudieron hacerlo. El primer país en autorizar el voto femenino a las mayores de 21 años fue Nueva Zelanda, el 19 de septiembre de 1893, hace 128 años.



Este primer sufragio femenino sin restricciones se logró gracias al movimiento liderado por Kate Sheppard, pero no fue absoluto hasta 1919 cuando las mujeres neozelandesas pudieron presentarse también a las elecciones. La primera parlamentaria en llegar a la cámara del país fue Elizabeth McCombs en 1933.



El camino hacia el voto femenino fue tortuoso en muchos países del mundo y supuso una encarnizada lucha hacia la igualdad. En esta conquista destacan los nombres de muchas sufragistas británicas como Emmeline Pankhurst, Emily Davison, Millicent Fawcett, Mary Richardson, Maud Watts y Annie Kenney. Sufragistas estadounidenses como Elizabeth Cady Stanton, Alice Stokes, Lucy Burns y Sojourner Truth. La mítica Olympe de Gouges: la uruguaya Paulina Luisi o la española Clara Campoamor, entre muchas otras.



Las sufragistas británicas y su conquista

En la lucha por el voto femenino, el papel de las sufragistas británicas fue histórico. No fue un camino fácil. Fueron ninguneadas por ser revolucionarias, por defender sus derechos e intentar crear un mundo más justo e igualitario. Sufrieron ataques, recibieron insultos por la calle y fueron apedreadas por manifestarse. La prensa tampoco se lo puso fácil y, en un principio, la palabra ‘suffragettes’ fue utilizada de manera despectiva. Sus actos fueron boicoteados y muchas mujeres sufrieron violencia y detenciones arbitrarias por sus protestas e ideas.





“Nosotras, mujeres sufragistas, tenemos la misión más grande que el mundo haya conocido: liberar a la mitad de la raza humana y, a través de esa libertad, salvar al resto”, declaró Emmeline Pankhurst, una de las principales activistas británicas.

Marion Wallace Dunlop fue en 1909 la primera sufragista que se declaró en huelga de hambre tras ser detenida por grabar la Declaración de Derechos Británica en un muro del Parlamento. Soportó 91 horas de ayuno hasta que fue liberada por su delicado estado de salud.





Muchas sufragistas siguieron su ejemplo y en prisión fueron alimentadas a la fuerza, algo que hoy en día se considera una forma de tortura. La sonda con la que intentaban introducirles alimentos dañaba su nariz, garganta, tráquea y pulmones poniendo en riesgo su salud.

Ante la conmoción popular por estas torturas, en 1913 se aprobó la ‘Cat and Mouse Act’ o “Ley del gato y el ratón”. 


Según esta norma, las presas sufragistas tenían que ser puestas en libertad cuando su estado de salud empeoraba o si se encontraban muy débiles. Una vez recuperadas físicamente eran detenidas e ingresadas en prisión de nuevo. Con este cruel “juego” las sufragistas se convirtieron en el ratón que era liberado durante un tiempo por el gato (las autoridades) para luego volver a ser atrapado.


Emmeline Pankhurst,presidenta de la Women's Social and Political Union (Unión Política y Social de Mujeres), fue arrestada y puesta en libertad en varias ocasiones. “[La prisión de Holloway] se convirtió en un lugar de horror y tormento con escenas repugnantes de violencia a cualquier hora, ya que los médicos iban de celda en celda desempeñando su terrible oficio", declaró.

Otra de las sufragistas británicas más conocidas, Emily Davison, fue arrestada nueve veces y alimentada a la fuerza en más de 40 ocasiones. Fue atropellada en el hipódromo de Epsom durante una protesta cuando intentó colgar una cinta sufragista al caballo del rey Jorge V. Murió días después a causa de las heridas sufridas.


El fin de estas torturas, detenciones arbitrarias y violencias llegó con la Primera Guerra Mundial cuando este rey amnistió a las sufragistas por una cuestión, se piensa, meramente práctica: las mujeres debían sustituir laboralmente a los hombres que iban a la guerra.


El objetivo final de las sufragistas británicas, el derecho al voto de las mujeres, llegó un poco antes del fin de la Primera Guerra Mundial, en 1918, aunque en una versión reducida. Solo aquellas mayores de 30 años y que cumpliesen con ciertos requisitos mínimos de propiedad en Reino Unido pudieron votar por primera vez. Diez años más tarde este derecho se extendió a las mayores de 21 años.

 

 

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