SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 26 de junio de 2020

Como lidiar con la ansiedad y e estrés del aislamiento, que dicen los expertos.


La batalla para detener la pandemia de coronavirus, librada con distanciamiento social y aislamiento forzado, está cobrando un precio psicológico que algunos especialistas advierten que podría provocar otra crisis, una de salud mental.

La pandemia de coronavirus no solo ha amenazado la salud física de millones, sino que también ha causado estragos en el bienestar emocional y mental de las personas en todo el mundo. Los sentimientos de ansiedad, impotencia y dolor están aumentando a medida que las personas se enfrentan a un futuro cada vez más incierto, y casi todos han sido afectados por la pérdida.
El coronavirus ha sumido al mundo en la incertidumbre y las constantes noticias sobre la pandemia pueden parecer implacables. Todo esto está afectando la salud mental de las personas, independientemente de si tienen una enfermedad mental diagnosticada.
“En la práctica se observa que a aquellas personas que padecían determinados cuadros ansiosos sociales antes del brote, a las que lo que les producía un mayor componente de estrés era salir al exterior cotidiano (a su trabajo por ejemplo) y que lo hacían a expensas de mucho malestar, esta situación que teóricamente tendría que afectarlos mucho más, por lo contrario, los relaja”, explicó en diálogo con este medio la doctora Liliana V. Moneta, psiquiatra y psicoanalista infanto-juvenil, presidente honoraria del Capítulo de Psiquiatría Infanto Juvenil de la Asociación de Psiquiatras Argentinos.

Sin embargo, una revisión reciente de la revista médica de estudios The Lancet sobre el impacto psicológico durante los brotes de SARS y Ébola mostró que la cuarentena puede desencadenar problemas como trastornos emocionales, depresión, irritabilidad, insomnio, síntomas de estrés postraumático, confusión y enojo. Algunos de los estudios sugirieron efectos duraderos.
Una encuesta de 52,730 personas de China, Hong Kong, Macao y Taiwán, realizada por psiquiatras del Centro de Salud Mental de Shanghai entre el 31 de enero y el 10 de febrero, sobre cómo la población se enfrentó durante el brote de COVID-19 encontró que casi el 35% de los encuestados experimentaron angustia psicológica.
“A veces la analogía se hace con la guerra. La diferencia con el tiempo de guerra es que las personas aún pueden reunirse como comunidades y establecer vínculos", dijo Dougal Sutherland, psicólogo clínico de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda, que el 25 de marzo comenzó cuatro semanas de autoaislamiento nacional.
La propagación del virus no puede mitigarse por ahora, pero el temor anticipado que provoca puede atenuarse mediante un mayor contacto con los terapeutas y las personas. Según pudo explicar Wolfberg, la ansiedad es una sensación subjetiva de temor a una amenaza y una de las principales causas de la ansiedad es la amenaza de separación de seres queridos y la soledad. “La incertidumbre en cuanto a la falta de protección y de control se puede atenuar reforzando los lazos cercanos con personas con las que se cuenta como una base segura donde hacer pie. También controlando las medidas de cuidado que proveen de la seguridad de controlar lo controlable y estar inserto en la gigantesca red de personas que hacen otro tanto”, concluyó la experta.
Las autoridades siguen diciendo que el coronavirus se transmitirá como la gripe para la mayoría de las personas que lo contraen, pero que es más probable que sea fatal para las personas mayores y las personas con condiciones físicas precarias. Sin embargo, la lista de condiciones debe incluir la depresión generada por el miedo, la soledad o el dolor. Debemos reconocer que para una gran proporción de personas, la medicación no es una indulgencia y el tacto no es un lujo. Y eso para muchos de nosotros, el protocolo de toallitas de cloro y máscaras faciales no es nada comparado con la tarea diaria de desinfectar la propia mente.

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