Los colibríes se pueden
encontrar en una gran variedad de hábitats, desde las selvas húmedas y secas en
los trópicos —donde proliferan con una gran variedad de formas— hasta los
bosques de coníferas en las zonas templadas, desde los desiertos cálidos hasta
las montañas cubiertas de nieve en donde sobreviven sólo los que pueden entrar
en torpor. Geográficamente, se distribuyen desde Alaska hasta la Patagonia,
pero su área de mayor diversidad se ubica a lo largo de la línea del ecuador .
En cuanto a su distribución altitudinal, los colibríes se encuentran desde el
nivel del mar hasta a más de 4 000 msnm.
Los colibríes poseen ciertas
características únicas. Con su peculiar manera de volar, al revolotear pueden
maniobrar en todas las direcciones y a una velocidad sorprendente. Los cambios
en el esqueleto, como el gran tamaño del esternón y la reducción de los huesos
en el brazo, así como la musculatura asociada al esternón son interpretados
como adaptaciones para su forma de vuelo. Otra peculiaridad es que se alimentan
esencialmente del néctar de las flores.
Aunque llegan a consumir
grandes cantidades de artrópodos, los colibríes, junto con los murciélagos, son
los nectarívoros vertebrados más importantes en el Nuevo Mundo. Colectan por
capilaridad el néctar floral con la lengua, que es un tubo largo que se bifurca
hacia la punta y que se puede extender hacia afuera hasta la misma distancia
del tamaño del pico.
Sin duda, una de las
características que convierte a los colibríes en un grupo único es su plumaje.
Debido a la variedad de sus ornamentos—crestas, gargantas y colas largas de
varios colores y formas—, los colibríes forman un grupo que se presta a la
formulación de preguntas sobre selección sexual y evolución de formas y
caracteres. Quizás lo más interesante sea que la mayoría de los colores en sus
plumas no son producidos exclusivamente por pigmentos como sucede en casi todas
las aves, sino mediante la refracción de la luz que incide en ellas, lo que se
conoce como iridiscencia.
Sin embargo, a diferencia de
otros pájaros con plumas iridiscentes como los quetzales, la iridiscencia de
las plumas de los colibríes es producto de la modificación de la estructura de
las plumas y del número y grosor de capas de aire y pigmentos (dos tipos de
melaninas). Aunque la física de la producción de colores es bien entendida, la
variación y los patrones de la distribución de colores entre las especies no se
ha estudiado aún. Por ejemplo, no se sabe si el color magenta se produce de la
misma manera en todas las especies que lo presentan y si el color se observa
siempre en una misma región corporal.
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