PUERTO MONTT, Chile
— Juan García, hijo y nieto de pescadores, suspiró preocupado. “Nosotros no
conocemos otra cosa que no sea esta. Venimos de tercera generación de
pescadores artesanales”, dijo en la caleta Anahuac, en la región de los Lagos,
al sur de Chile.
El 5 de julio pasado, 690.000 salmones del Atlántico escaparon desde el
centro Punta Redonda de la empresa noruega Marine Harvest, ubicado en la isla
Huar, justo en frente de Puerto Montt. Aunque se trata de una de las fugas más
grandes de los últimos años, el evento no es excepcional y ha profundizado el
debate sobre las posibles consecuencias que pueda generar esta especie exótica
introducida en el ecosistema marino del sur de Chile.
Las primeras especies de salmón Chinook fueron introducidas en Chile en la
década de 1970. Diez años después, la dictadura de Augusto
Pinochet apostó por el mejoramiento de la industria, dadas las similitudes
climáticas y geográficas con Noruega, primer exportador mundial de salmón. En
aquella época, los pescadores artesanales observaron con sorpresa la
instalación de los primeros centros de cultivo, pero no imaginaron su
proliferación. Tampoco cómo los podría perjudicar.
“Nos destruye la carnada, la sardina, el pejerrey. Es una
especie voraz”, dijo Luis Mayorga, un pescador artesanal que participó en la
recaptura de los salmones fugados, un hecho que en su opinión se repite muy
seguido. Como él, otros miembros del sindicato de pescadores fueron contratados
para tratar de capturar, en un plazo de treinta días hábiles, al menos el 10
por ciento de los peces que escaparon de las jaulas de Marine Harvest, tal como
lo estableció la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA).
De lo contrario, la legislación chilena presume daño ambiental.
La empresa noruega consiguió ampliar la fecha por treinta días más. Sin
embargo, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) presentó
una denuncia en contra de Marine Harvest “por posibles
incumplimientos en el mantenimiento y seguridad de la infraestructura del
centro Punta Redonda”.
El 15 de septiembre, día en que venció la prórroga,
Sernapesca confirmó que la empresa había recapturado solo 38.286 ejemplares: es
decir, el equivalente a un 5,54 por ciento. Esta información contradice las
cifras que figuran en el informe elaborado por la empresa noruega, en el que se
afirma haber recapturado
187.949 peces, un 21,5 por ciento extra, gracias a las labores
informales de pescadores artesanales que supuestamente vendieron o consumieron
las especie
No hay comentarios:
Publicar un comentario