SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 8 de noviembre de 2022

¿Qué se necesita para sancionar una Ley de Humedales? ¿Cómo se fue transformando la discusión?

 El 21% del territorio argentino está compuesto por una gran diversidad de humedales. Fenómenos críticos como incendios en el Delta del Paraná o inundaciones en la Provincia de Buenos Aires los pusieron en el centro de la agenda ambiental. 

Organizaciones ambientalistas y vecinales impulsaron la idea de institucionalizar instrumentos que permitan conservar y asegurar un uso responsable de los humedales. Este proceso se reflejó en reiterados intentos de sancionar una ley de presupuestos mínimos para su protección (LPMH). Sin embargo, la divergencia de posiciones impidió obtener la aprobación de los proyectos presentados.



¿Qué son los humedales?

Los humedales son ecosistemas que se caracterizan por la presencia permanente o intermitente de agua y la dependencia del régimen hidrológico. Los principales factores que intervienen en su formación son el clima, los aspectos geomorfológicos y los tipos de suelo y sustratos. Se trata de ecosistemas que varían naturalmente y tienen períodos de aguas altas y períodos de aguas bajas. El agua puede provenir del mar, de los ríos, lluvias o napas subterráneas. 



La información precisa sobre la cantidad y tipo de humedales que posee el territorio obedece a un proceso en permanente actualización. Se estima su superficie en 600.000 km2, lo que representa el 21,5% del territorio nacional. Otros estudios la ubican en torno al 12% del territorio de Argentina, con 336.000 km2.

Los humedales ofrecen valiosos servicios ecosistémicos. Tales como el abastecimiento de agua, la amortiguación de las inundaciones, la reposición de aguas subterráneas, la estabilización de costas, la protección contra las tormentas, la retención y exportación de sedimentos y nutrientes, la depuración de las aguas y la provisión de hábitats para la diversidad biológica. 



A su vez, los humedales absorben y almacenan carbono de forma natural. A modo de ejemplo, las turberas, un tipo de humedal, cubren alrededor del 3% de la tierra de nuestro planeta. Estos ambientes almacenan aproximadamente el 30% de todo el carbono terrestre. El doble de la cantidad de todos los bosques del mundo juntos. En efecto, los humedales son los sumideros de carbono más eficaces de la Tierra.

Mientras que los beneficios que proporcionan los humedales son esenciales para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, su deterioro reduce la cantidad y/o calidad de los servicios ecosistémicos a los que accede la población. 

Los factores que provocan la pérdida de humedales varían entre países. Sin embargo, su degradación proviene principalmente de cambios en el uso del suelo vinculados a la agricultura y el pastoreo, la desviación de agua mediante represas, diques y canalizaciones, el desarrollo inmobiliario en valles fluviales y zonas costeras en general, incendios intencionales, y la contaminación del aire y el agua. 

Este hecho responde a la consideración de los humedales como terrenos que hay que drenar, rellenar y convertir a otros fines. Sin tomar en cuenta que las alteraciones y daños sobre ellos son muy difíciles de revertir.

Contexto regulatorio de los humedales

El punto de partida es la Ley Nº 23919 que ratifica la Convención de Ramsar. La norma establece principios y herramientas que han supuesto un gran avance en el conocimiento y gestión de los humedales.

El esquema de protección de estos ecosistemas en nuestro país incluye también las normas de presupuestos mínimos de protección ambiental. Estas normas resultan pertinentes porque sus contenidos configuran un marco que enriquece y actualiza la aplicación de la Convención, como es el caso de la Ley General del Ambiente. Además, establecen mecanismos para estos ecosistemas, como la Ley de Control de Actividades de Quema

Sin embargo, frente al contexto de creciente preocupación por la degradación de los humedales, las organizaciones especializadas han señalado a este marco como insuficiente. Así, surge la discusión acerca de un instrumento normativo que pueda dotar a las jurisdicciones de pautas comunes para una abordaje conjunto de los humedales.

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