El primer paso
significativo hacia la prevención de la gripe fue el desarrollo de una vacuna
de virus muertos por Thomas Francis Jr en 1944. Posteriormente Frank Macfarlane Burnet demostró que
los virus pierden virulencia al ser cultivados en proteína de huevo,
posibilitándose así las vacunas de virus inactivados, mucho más eficaces.
La aplicación de esta observación permitió a un
grupo de investigadores de la Universidad de Míchigan desarrollar la
primera vacuna empleada en población,23 con la
colaboración del ejército de los Estados Unidos.24 La decisión del
ejército de participar en el desarrollo de esta vacuna se debió a su
experiencia con la gripe durante la Primera Guerra Mundial, cuando miles de
soldados murieron por el virus en cuestión de pocos meses.
La gripe (también
llamada gripa e influenza)1 es una enfermedad infecciosa causada por el influenzavirus
A o el influenzavirus
B, géneros ambos de virus de ARN de
la familia Orthomyxoviridae.23
Aunque en algunos países se utilizan los términos gripe o gripa para referirse al resfriado común, estos términos no deben confundirse o usarse por igual. Las palabras gripe y gripa proceden de la palabra francesa grippe (procedente del suizo-alemán grupi, "acurrucarse"), mientras que influenza procede del italiano. La gripe puede ser similar a un resfriado;
sin embargo, suele iniciarse súbitamente con fiebre alta, dolor de garganta,
debilidad, malestar general, dolores musculares, (mialgias), dolor estomacal, dolores
articulares (artralgias),
dolor de cabeza (cefalea)
y tos, que generalmente es seca y sin
mucosidad. También puede provocar, esto más a menudo en niños, náuseas, vómitos y diarrea.23
En los seres humanos puede afectar las vías
respiratorias, esto es, la nariz,
la garganta,
los bronquios y,
con poca frecuencia, los pulmones;
sin embargo, también puede afectar al corazón,
el cerebro o
los músculos.2 La gripe suele curarse espontáneamente en algunos días, pero en algunos
casos puede agravarse debido a complicaciones que pueden resultar fatales,
especialmente en niños pequeños, en mujeres embarazadas, en adultos mayores o
en personas con el estado inmunitario alterado
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