SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 5 de septiembre de 2024

¿Él o ella esta SENIL? ¿Qué significa, que explicación dan los médicos?

 

Es muy importante que el progreso científico y del conocimiento se acompañe de los cambios correspondientes en el lenguaje que se emplea para referirse a las enfermedades, sus síntomas y a quienes los padecen.

Las etiquetas que a menudo se usan para referirse a ellas, aunque sea inconscientemente, comportan una serie de connotaciones que pueden derivar en actitudes o percepciones que no ayudan a fomentar la dignidad de la persona, o que pueden conllevar prejuicios respecto a un colectivo.



Es importante evitar el uso del concepto “demencia senil”, también en el lenguaje popular, puesto que puede contribuir a perpetuar actitudes o percepciones que estigmaticen el envejecimiento. Si no se revisan los conceptos, se puede favorecer la perpetuación de falsas creencias basadas en desconocimientos ya superados. Este es el caso de muchos mitos sobre la enfermedad de Alzheimer que aún deben ser desterrados.

Probablemente, hayamos oído hablar de la demencia senil más de una vez, pero tal vez no sepamos a qué hace referencia exactamente. ¿Es lo mismo que la enfermedad de Alzheimer? ¿Es una consecuencia inevitable de envejecer? En este artículo damos respuesta a estas preguntas y trataremos de aclarar otras dudas o conceptos.

Ya anticipamos que la etiqueta “demencia senil” no corresponde a ningún diagnóstico aceptado, ni por la comunidad médica ni por la científica. Veamos por qué.

El concepto “demencia senil”

El término de demencia senil a menudo se emplea haciendo alusión a un deterioro cognitivo progresivo esperable por la edad. Esto, en sí mismo, ya debe ser matizado para no llevar a concepciones erróneas respecto a lo esperable del envejecimiento, que, aunque conlleve algunas pérdidas, nunca, por sí mismo, es causa de demencia.

Confusiones y derivaciones del uso del concepto  “senil o demencia senil”

Hablar de demencia senil solo porque la demencia se manifiesta a partir de cierta edad, puede llevar a las siguientes derivaciones y confusiones:

Empobrece el diagnóstico

El uso de esta etiqueta no especifica cuál es la alteración o enfermedad de base que causa o conlleva el desarrollo de los síntomas de la demencia. Es importante tener claro que la demencia siempre es consecuencia de una enfermedad o alteración cerebral, la cual dará lugar a distintos tipos de demencia.

Induce a confusión

Puede dar pie a pensar que en edades avanzadas es normal padecer demencia. El envejecimiento es el principal factor de riesgo para desarrollar alguna forma de demencia, pero es importante recordar que la demencia no es una consecuencia inevitable del hecho de envejecer.

La edad y los factores genéticos son los principales factores de riesgo no modificables para padecer la enfermedad de Alzheimer que, a su vez, es la principal causa de demencia. También existen una serie de factores de riesgo modificables que pueden modular los efectos de la edad y la genética y ayudarnos, en general, no solo a evitar la demencia, sino a envejecer de manera saludable.

Con la edad, al igual que sucede con otras características o con ciertas funciones fisiológicas, es esperable que se experimente un cierto declive, por el llamado envejecimiento cognitivo. Algunas capacidades, como algunos aspectos de la memoria, la atención o la velocidad de procesamiento de la información pueden tornarse un poco más laboriosas, requerir de mayor tiempo de respuesta o algunas ayudas, pero no de forma suficientemente acusada como para generar dependencia de terceras personas, que es la clave cuando hablamos de demencia.

Fuente: Fundación Pasqual Maragall-

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