¿Pero el hombre es verdaderamente libre? Ciertamente
sí, inequívocamente: puedo querer una manzana o una pera, o también no querer
nada. Los distintos condicionamientos (familia, escuela, costumbres) en la
mayoría de los casos no quitan la libertad, pero la pueden limitar. Por lo
tanto es necesario afirmar que la libertad de base permanece, y todos tenemos
la experiencia, no obstante los condicionamientos, de que podemos obrar según
nuestro arbitrio.
Admitiendo, pues, que la verdadera acción
humana es aquella que es libre, la moral no mira si nuestra acción es
importante o no, si es eficaz o no, si es aplaudida o no. Lo que cuenta para la
moral es si la acción que estamos realizando es buena o mala. Decir por tanto
que las acciones son morales o inmorales equivale a decir que las acciones son
buenas o malas.
¿De qué acciones se ocupa la moral?: La moral se ocupa de las acciones humanas, es
decir, de aquellas acciones que el hombre realiza con conciencia y
deliberación, y que por lo tanto implican su libertad y su responsabilidad.
¿Qué es la libertad?: La libertad es la capacidad, arraigada en la razón
y en la voluntad, de obrar o no obrar, o bien, de hacer una cosa en vez de
otra. Ella pone a la persona en condición de dirigirse a sí misma y expresar su
libre albedrío.
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