Investigaciones realizadas por el INTA y por MSD Salud Animal junto a la
Universidad Nacional del Noreste arrojaron interesantes datos sobre cómo
combatir a estos parásitos. Según datos del Servicio Nacional de
Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), hay unas 16 millones de cabezas en Argentina que sufren por
la presencia del parásito Rhipicephalus
(Boophilus) microplus.
Es el nombre
científico de la garrapata común del bovino,
uno de los problemas para la sanidad animal con mayor impacto en la producción ganadera en áreas tropicales y subtropicales del
mundo, incluida la Argentina, donde está presente principalmente en el norte
del país.
Sucede
que su acción hematófaga implica pérdidas debido a
efectos deletéreos como la reducción en la ganancia de peso en bovinos en
desarrollo y disminución en la producción de leche, daños en
los cueros, mortalidad, morbilidad y transmisión de
hemopárasitos causantes de enfermedades dentro del complejo de la Tristeza
Bovina, como la babesiosis y anaplasmosis bovina. También las altas
infestaciones con esta garrapata favorecen el desarrollo de miasis.
En este
contexto, diversos estudios científicos realizados en los últimos meses han
permitido contar con mejores armas para
combatirlas.
Según
un informe difundido por el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA), lo usual para el control de
estas garrapatas es el uso de acaricidas químicos
sintéticos, pero esta estrategia conlleva un riesgo: su
aplicación intensiva puede originar problemas como el aumento de la resistencia a los medicamentos y la acumulación de residuos químicos en la carne o la leche.
Por ello,
investigadores de ese organismo comenzar a analizar la utilización de métodos de control estratégico, que se basan en la
aplicación de no más de tres o cuatro
tratamientos durante la temporada en que la población de garrapatas es menos
numerosa y más vulnerable.
En concreto,
un equipo coordinado por Santiago Nava, investigador del Instituto de
Investigación de la Cadena Láctea (IDICAL, INTA-CONICET), en la Estación Experimental
Agropecuaria (EEA) Rafaela, desarrolló un estudio para analizar los efectos a largo plazo de las aplicaciones estratégicas de acaricidas
químicos en la infestación de R. microplus en bovinos en latitudes
subtropicales.
La
investigación fue publicada en la revista internacional Parasitology Research (https://link.springer.com/article/10.1007/s00436-021-07324-3),
y determinó que el control estratégico permite mantener un bajo nivel
de infestación durante la mayor parte del año en los
potreros utilizados por los bovinos tratados, siempre y cuando la población de
garrapatas sea susceptible a las drogas aplicadas.
Sin embargo,
también estableció que estos métodos no son aplicables cuando
el objetivo es la erradicación de este parásito.
Pautas
“Estos
esquemas se basan en la aplicación de tres o
cuatro tratamientos anuales entre fines del invierno y fines de la primavera.
Aunque el primer tratamiento puede diferirse desde finales del invierno a
principios de la primavera y el tercer o cuarto tratamiento de finales de
primavera al verano”, detalló Nava.
Según el
científico, todos los compuestos acaricidas disponibles comercialmente “pueden
ser empleados para el control estratégico de R. microplus siempre y cuando la
población de garrapatas sea susceptible a las drogas escogidas”. Y aclaró que debe evitarse aplicar “tratamientos sucesivos con drogas
que tengan un mismo modo o sitio de acción”, a fin de evitar una
presión de selección que pueda conducir al desarrollo de resistencia.
MIRÁ Revelan que la garrapata bovina
resiste a la ivermectina
La
investigación tuvo lugar en tres puntos: dos ensayos en El
Colorado (Formosa) y uno en Colonia Tabay (Corrientes), dos
zonas caracterizadas como ecológicamente favorables para R. microplus.
Los
resultados de estos ensayos realizados entre 2017 y 2020 demuestran que la eficacia del control estratégico aplicado en tres años consecutivos
fue significativa.
“La infestación por garrapatas en el grupo tratado siempre se mantuvo en
niveles bajos, porque el número medio de garrapatas por bovino casi nunca fue
superior a 20. Con respecto al ensayo en el que la tercera
aplicación de acaricida fue diferida de primavera a verano, y la primera de
finales de invierno a primavera, la eficacia del control estratégico también
fue significativa”, especificó Nava.
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