La
ingeniería genética ha dado a los científicos el poder de manipular propiedades
fundamentales de los seres vivos, desde los humanos hasta los animales y las
plantas.
En el caso de las plantas, los ajustes genéticos
han dado diversos resultados, sobre todo un mayor rendimiento de las cosechas.
La tecnología no se ha usado mucho en
los árboles, pero eso puede estar a punto de cambiar; mientras suena la alarma
del cambio climático, los científicos e ingenieros buscan cualquier forma
posible de extraer más carbono de la atmósfera, y un grupo de investigadores se
pregunta si sería posible usar la herramienta original de la naturaleza para
capturar carbono y ayudarnos. Pero para que nos ayuden de verdad, no pueden ser
árboles normales, sino que tienen que ser diseñados con características y
habilidades específicas.
Living Carbon:
Una empresa emergente llamada Living
Carbon se enfrenta a este reto.
La empresa, que dice que su misión es «reequilibrar el
ciclo del carbono del planeta usando el poder de las plantas«, usa
la ingeniería genética para crear árboles que crezcan más rápido y capturen más
carbono que sus predecesores naturales.
Cuando
las plantas convierten el dióxido de carbono en azúcares, se forman
subproductos tóxicos, y las plantas usan un proceso llamado fotorrespiración para
descomponer esos subproductos. El problema es que la fotorrespiración consume
gran parte de la energía de la planta y sólo acaba reteniendo unas tres cuartas
partes del carbono disponible. Los científicos llevan mucho tiempo intentando
piratear la fotosíntesis para mejorar este proceso.
Aumentar la eficiencia de la fotosíntesis en los álamos.
El equipo de Living Carbon se centró en
intentar aumentar la eficiencia de la fotosíntesis en los álamos.
Seleccionaron genes de calabazas y algas
verdes que permitieran a los álamos tener una menor tasa de fotorrespiración
(lo que significa que el árbol perdería menos energía y retendría más carbono)
e insertaron los genes en el ADN de los árboles.
También añadieron un rasgo que permite a
las raíces y al tronco absorber más metales, lo que hace que la madera sea más
duradera y ayude a retener el carbono durante más tiempo.
Esto significa que los árboles pueden
crecer en suelos menos que ideales donde hay una alta concentración de metales
pesados, causados por operaciones de minería o fabricación.
La empresa dice que está trabajando
activamente con propietarios de tierras privadas para plantar árboles en
terrenos de bajo rendimiento, como los de las minas abandonadas.
La empresa afirma de que sus álamos mejorados
genéticamente crecían más de 1,5 veces (53%) más rápido, tenían una mayor tasa de
fotosíntesis y absorbían más carbono que los árboles no modificados. El
crecimiento se midió pesando los árboles y analizando la cantidad de biomasa
sobre el suelo que habían acumulado durante un periodo de 21 semanas (aunque en
una fase de crecimiento tan temprana, hay que señalar que todavía no son
realmente árboles, sino más bien plántulas o árboles jóvenes).
Hay
que tener en cuenta que los plantones se cultivaron en un invernadero en
condiciones muy controladas, y los resultados podrían variar mucho si las
mismas semillas se plantan al aire libre.
Sin embargo, Living Carbon está en ello:
ha plantado más de 600 árboles mejorados en el marco de una asociación con la
Universidad Estatal de Oregón, y tiene contratos en marcha para plantar más
árboles en terrenos privados del sureste y los Apalaches.
Cuestiones éticas.
Cualquier proyecto que intente alterar
el plan maestro de la Madre Naturaleza plantea cuestiones éticas.
¿Podría haber efectos negativos en el
ecosistema más amplio de los que los científicos no son conscientes? ¿Podrían
los árboles cumplir su función de captura de carbono durante un cierto periodo
de tiempo pero luego morir inesperadamente, liberando todo ese carbono de nuevo
a la atmósfera?
Cualquiera de estos escenarios, además
de muchos otros, son posibles.
Pero el problema de alterar el plan
maestro de la Madre Naturaleza es que la humanidad ya lo hizo en gran medida
cuando empezó a quemar combustibles fósiles.
Probablemente
no formaba parte del plan que los glaciares y las capas de hielo se
derritieran, que el nivel del mar subiera, que todo el planeta se calentara y
que desastres como las inundaciones y los incendios se convirtieran en algo
habitual. Pero todo esto está ocurriendo, por lo que se podría argumentar que
tenemos un imperativo moral de usar cualquier tecnología que podamos para
tratar de limpiar el desastre que hemos hecho.
Muchos piensan que teniendo el
conocimiento y la tecnología para plantar mejores árboles, es una opción que
debería ser explorada. Otros piensan que la madre naturaleza debería hacer el
trabajo, y nosotros facilitárselo con medios naturales. Pero lo que está claro
es que hay echarle una mano muy necesaria.
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