SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 12 de mayo de 2022

En ARGENTINA se plantea para la igualdad soluciones ajenas a la gramática, como que los plurales acaben en ‘e’ o ‘x’

 

¿USTED que OPINA, DEBEMOS MUTILAR NUESTRA LENGUA POR una CUESTIÓN POLÍTICA?

Entre las múltiples bipolarizaciones del mundo de hoy, Argentina apuesta con fuerza por el lenguaje inclusivo. Las polémicas por la legalización del aborto y las movilizaciones feministas en torno a los últimos 8 de marzo han salpicado a la lengua. Pero las propuestas en el país suramericano van más allá que en España, donde el debate ha capitalizado gran parte de las polémicas lingüísticas en los últimos años. 



Si en este país se manejan opciones que afectan a la economía del lenguaje y tratan de desdoblar, pero dentro de la norma, en Argentina la propuesta es más radical: propone cambiar bases gramaticales sustituyendo con la ‘e’ principalmente o incluso la 'x' los géneros masculino y femenino. Un problema que desquicia a todes.

Caminar por Buenos Aires o por Córdoba es toparse muy probablemente con una manifestación a favor del aborto y otra en contra. Ese ambiente se ha extendido al lenguaje de género. Todo empezó en este periodo con revueltas estudiantiles y entrevistas en la televisión, comenta Juliana Rodríguez, periodista y editora de La Voz del Interior. Natalia Mira, una muchacha que ejercía de portavoz en el encierro del centro Pellegrini comenzó a utilizar con una destreza asombrosamente natural la ‘e’ como solución intermedia. Los videos fueron virales y la ruptura gramatical estalló en medio de una onda expansiva que reivindicaba igualdad en todos los frentes.

Pero Diana Maffía, feminista curtida, filósofa, fundadora de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología, entre otras asociaciones, se remonta más atrás: "Ya en los ochenta se discutía el lenguaje inclusivo referido específicamente a la diferencia entre género marcado y no marcado. Las soluciones -como en España- pasaban por duplicar", comenta.

En los noventa irrumpió fuertemente un movimiento de la diversidad no binario. "Más allá de la orientación sexual y con reclamos de identidad y derechos: travestis e intersexuales. Las travestis sugerían el uso de la @ (tod@s) que era resistido por no lingüístico y no pronunciable. Desde el movimiento trans e intersex se evolucionó hacia el uso de la x (todxs) y el del asterisco * (tod*s) para señalar la condición no fija y siempre hipotética de la asignación de género. Mas recientemente, sobre todo entre adolescentes y jóvenes, se extendió el uso de la vocal 'e", describe Maffía.

Juliana Rodríguez cree que la reciente oleada estudiantil ha sido una reacción natural, no estratégica. “La idea de quienes defienden el uso de la ‘e’ como género no marcado, para así fijar un lenguaje inclusivo, no sólo se basa en utilizarlo como lenguaje no sexista y escapar al binarismo del idioma, sino también marcar una postura generacional y, también, antiacademicista”. En ese sentido también se expresó la escritora Claudia Piñeiro en el Congreso Internacional de la Lengua que se celebró hasta este sábado en Córdoba (Argentina): “A las mujeres que lo utilizan les da exactamente igual lo que opine la Real Academia Española (RAE). Lo hacen y ya está”.

 

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